Opinión

Asco al contemplar el abrazo del PSOE y ETA

Víctor Hernandez Bru | Viernes 13 de noviembre de 2020

Querida Adriana Lastra: ayer me diste muchísimo asco. Ya no es una cuestión de capacidad de gestión, de preparación, de afinidad política o de ideario; es una cuestión de escrúpulos. No exagero si te digo que quedé al borde del vómito al escucharte decir que los Presupuestos Generales del Estado se aprueban con el apoyo de partidos democráticos.

No estaría mal que le explicaras tu concepto de democracia a tu compañera en el Congreso, Teresa Jiménez Becerril, que el día antes se enteró que tu partido, tu gobierno, ha acercado al País Vasco al asesinato de su hermano y de su cuñada, evidentemente en pago por ese apoyo a los presupuestos.

O por ejemplo, a las personas que fueron secuestradas, encerradas en zulos y torturadas por Arnaldo Otegi, ese hijo de mala madre al que tu compañero de partido, el culpable de todo lo que hoy está pasando, José Luis Rodríguez Zapatero, llamó hombre de paz. No estaría mal que, entre los dos, se lo explicarais al hijo de Luis Abaitua, director de la fábrica de Michelín en Vitoria, que en 1979 fue secuestrado por ese hombre de paz, entre otros, metido en un zulo en el bosque y torturado hasta conseguir que su empresa cambiara su política sindical.

Éstos son, ahora, queridos amigos del PSOE, vuestros hombres de paz; curiosamente los mismos contra los que lucharon Felipe González y Alfonso Guerra; aquellos contra los que trabajaron Rodríguez Ibarra, Joaquín Leguina, José Bono y, se supone que ahora, Emiliano García Page y algunos otros líderes regionales que, no obstante, están callados ante la indignidad del pacto de legislatura al que han llegado el Gobierno y EH Bildu, anunciado por el Coletavirus, ese otro demócrata, tras haber sido el partido que justifica los asesinatos de ETA el primero en apoyar las cuentas del gobierno que lidera Pedro I El Falso.

Asco sentí, también, al escuchar a ese escombro humano llamado Gabriel Rufián afirmar que el no querer a la derecha no es un veto sino una precaución. Una precaución que un tipejo despreciable como él no tiene que tener ante los etarras, porque es más que comprensible que semejante espécimen esté mucho más cerca de los secuestradores que, por ejemplo, un secuestrado como José Antonio Ortega Lara, que pertenece a un partido como Vox, ante el que la víbora independentista afirma que hay que tomar precauciones.

Más allá de no dejar de recordar ni un solo día aquel momento en que El Falso le dijo a Rivera en un debate televisivo que cuántas veces tenía que decir que no pactaría con EH Bildu, mi pregunta es la de siempre: ¿cómo pueden seguir mirándose al espejo todos aquellos socialistas que, hoy en día, siguen callados después de que su partido haya pactado con la organización que afirma que eran necesarios los asesinatos de Germán González, Enrique Casas, Vicente Gajate, Fernando Múgica, Francisco Tomás y Valiente, Fernando Buesa, Juan Mari Jáuregui, Froilán Elespe, Juan Priede, Joseba Pagazaurtundua e Isaías Carrasco, todos ellos compañeros, militantes del propio PSOE.

Noticias relacionadas