Opinión

Sánchez tiene inmunidad de rebaño

Jose Fernández | Jueves 19 de noviembre de 2020

Mientras llega o se demora la vacuna, habrá que reconocer que en España, el único que ha logrado inmunidad de rebaño es el presidente Sánchez, que según ese obrador de bollería fina que es el CIS de Tezanos, volvería a ganar las elecciones con un 30,4% de votos. Y francamente, no sé si esa noticia tendría que estar en la sección de política o en la de actualidad agropecuaria. Al margen de los tejemanejes estadísticos de sus confiteros de guardia, no parece muy aventurado predecir que de convocarse ahora unas elecciones, el actual presidente de este singular gobierno múltiple repetiría en el cargo. Una circunstancia notable, habida cuenta que la gestión de la pandemia que está haciendo este tipo está resultando criminal en lo sanitario, culpable en lo jurídico e irrecuperable en lo económico.
Insisto en el carácter extraordinario del resultado del sondeo, porque no podemos olvidar que las consultas populares se han realizado en el pico de esta segunda oleada, cuando ya ha habido tiempo suficiente como para asimilar el alcance de la larga lista de mentiras y trampas que esta banda de apandadores ha estado urdiendo y lanzando en los últimos meses a todos los españoles. Añadan además que bajo el ecosistema del engaño bulle un inquietante y cada vez más evidente plan de remoción del actual marco constitucional de España, que pretende instaurar una especie de delirio bolivariano de pésimo pronóstico. Es decir, que pierden los hechos y gana el relato. No estamos ante un éxito de comunicación política, sino ante el resultado de una buena gestión ganadera.
Han mentido todo el rato a todo a todo el mundo y su crédito político no se ha resentido. Ya sé que cuesta trabajo de admitir, pero piensen que vivimos en un país en el que la ocultación de la muerte de decenas de miles de compatriotas interesa bastante menos que la herencia de un torero. Es así, qué le vamos a hacer.
Pero a este fracaso social contribuye, y de manera determinante, que no exista una percepción clara de salida al desbarajuste. Mientras que los grupos de oposición constitucionalista sigan librando su particular guerra de pellizcos a la espera de que la podredumbre haga caer la fruta del árbol, tendremos a estos troncos en el poder el tiempo suficiente como para que entonces ya no quede nada que salvar. Toca ponerse las pilas.

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