Opinión

Los sindicatos ponen sus ojos en el manipulado

Víctor Hernandez Bru | Martes 22 de diciembre de 2020
Han tardado, pero han llegado. Ya están aquí los sindicatos de clase, Comisiones y UGT, poniendo sus ojos, ávidos de protagonismo y de fabricación de conflictos para poder sobrevivir con la ganancia de pescadores, en la agricultura almeriense.

Aunque parezca mentira, cuando nuestro agro sufre los problemas de las competencias desleales de países terceros, los efectos del Covid y del Brexit, las crisis de precios ya estructurales, ahora llegan los sindicatos, absolutamente ajenos a la agricultura por el mero hecho de tratarse de un modelo familiar y principalmente formado por familias trabajadores en cuanto a las fincas de producción, que no han movido jamás un dedo por reivindicar soluciones a los graves problemas de nuestro campo, a tratar de generar controversia y mar de fondo, utilizando el segmento del manipulado.

Los sindicatos no entienden de tipos de negocio, no disciernen entre unas actividades y otras, no quieren saber nada acerca de que hay actividades económicas que no pueden regirse por convenios que no contemplen la discontinuidad en el trabajo; ellos miden todo por el mismo rasero y, si un segmento tiene que desaparecer, que lo haga.

La historia reciente de este país contempla la destrucción de muchas empresas e incluso sectores enteros por la intromisión sindical en el clima natural de relación entre trabajadores y empresas. El que tenga dudas, que pregunte en el sector del automóvil en Linares o que vaya a preguntar en los conflictos que se han vivido recientemente en Galicia.

En el manipulado de nuestra agricultura no había problema, no había clima de reivindicación alguno… hasta que llegaron ellos a poner sus sucias manos sobre un sector con tremendas apreturas, pero que es el gran motor de nuestra economía.

Sinceramente, no estaría mal que alguien hiciera un llamamiento a la cordura de los trabajadores del manipulado, porque si dejan de trabajar coordinadamente como hasta ahora con las empresas y empiezan a hacer caso a estos tiburones, a estas pirañas sindicales, que viven de la desgracia de los demás que en la mayoría de los casos crean ellos mismos, seguramente tendrán que terminar buscándose otro trabajo. Y no parece que corran buenos tiempos para tales aventuras.

Mientras, los almerienses que no estamos inmersos directamente en dicho sector, tampoco debemos permanecer con los brazos cruzados: ya está bien de tolerar la actividad de las termitas sindicales, carcomiendo permanentemente a empresas y a sectores enteros. Con la agricultura, queridas termitas, con la agricultura no.

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