Es la nueva normalidad política, la que equipo de propaganda política que tú, querido oyente/lector, y yo pagamos religiosamente cada mes vía impuestos, para que nos intoxique e intoxique a todo el que se deje, gracia a una larga lista de medios de comunicación paniaguados y regados también con nuestras religiosas contribuciones.
Total, que ahora ser constructivo y tener un espíritu conciliador y negociador es simplemente hacer lo que le dé la gana al gobierno. Y Pedro I El Falso, ese psicópata con pinta de chulo de playa de cuarta, no deja pasar ni un solo día sin dejar clara su desvergüenza a la hora de culpar al PP de la falta de cualquier tipo e acuerdo, simplemente porque es el Partido Popular el que no se pone de acuerdo con él.
Si por Pedro I El Falso fuera, lo que el PP debería haber hecho es la ola el día que nombró fiscal general a una ministra socialista, el día que colocó al frente de Televisión Española a una comisaria política, el día que firmó un acuerdo de legislatura con los herederos de ETA a cambio de esos viernes del ‘cinco a la semana’ que suponen el traslado de cinco presos etarra a cárceles cercanas al País Vasco, el día que colocó la gobernabilidad de este país pendiente del hilo de lo que pidieran los indepes republicanos catalanes o el día en que se dio el abrazo de Judas, Judas hacia su país, con un tipo favorable a la okupación ilegal de viviendas, a la inmigración ilegal, a la violencia callejera o a la tortura a la policía.
Para Pedro I El Falso, tener un espíritu conciliador es decir ‘sí padre’ a todo lo que se le ocurra a esta cuadrilla de perroflautas que conforman el gobierno Frankenstein y cualquier desacuerdo, como por ejemplo no ceder ante las intenciones del Coletavirus de colocar en el Consejo General del Poder Judicial a jueces que están claramente en contra de nuestro modelo de Estado, a los que el geta éste denomina “de reconocido prestigio”, supone ser un sieso que no quiere negociar.
Pues mira, no; negociar es ceder, es dejar a un lado las posiciones totales y llegar a acuerdos donde nadie gana, donde todos dejan objetivos por el camino. Y no, el geta de la Moncloa no tiene, en su historial de dos años ya de castigo para este país, ni una sola cesión que no haya sido ante la extrema izquierda, el republicanismo, el terrorismo o el independentismo.
Y sí, echo de menos en las filas del PP alguien que salga a clamar este mensaje alto y claro, que no tenga miedo al qué dirán y que manifieste con soltura y con firmeza que PSOE y PP no llegan acuerdo sencillamente porque para este PSOE totalitario y extremo, el único acuerdo posible es la abnegada obediencia a un tipo que quiere destrozar nuestro actual estado de derecho.
Una realidad, por cierto, que pueden preguntar a los disidentes del socialismo andaluz, a los integrantes del susanismo autonómico, a ésos a los que va a destrozar… pedazo a pedazo.