La música tropical de Carlos Sadness y el pop positivo de Suu alejaron ayer, sábado, a media tarde las lluvias de Almería para disfrutar de una noche alegre y colorida, donde bailar sentados en el Recinto de Conciertos del Ayuntamiento de Almeria. Era una sesión muy esperada dentro del ciclo de conciertos Cooltural Go! que Crash Music ha preparado para la programación de primavera y verano del Área de Cultura, con las entradas casi agotadas. Pero cuando paró la lluvia, tres horas antes, el trabajo para la organización se presentaba titánico: despejar el agua, limpiar las 800 sillas y realizar las preceptivas pruebas de sonido. Se consiguió y un poco antes de las 21 horas, empezaron a entrar los seguidores ataviados con camisas con dibujos de piñas amarillas o camisetas con la letra de la Isla Morenita, en clara conexión con el artista barcelonés.
El agua, siempre necesaria en Almería, aunque casi da un disgusto a la organización, fue también un símbolo que se unió a la celebración musical del Día Mundial del Medio Ambiente, pues la Fundación Music For All lo dedicó a la campaña ‘Una Entrada, Un Árbol’, dentro del proyecto ‘Semillas del futuro’, realizado junto a la delegación de Almería de ASDE Scouts de Andalucía, en el marco de un programa educativo-medioambiental que llegará a casi 300 jóvenes de la provincia con capacidades diversas. El proyecto, financiado con el fondo solidario de Scouts de Andalucía y el apoyo de la productora Crash Music, ha supuesto que cada entrada vendida en el concierto de anoche se transforme en la plantación de un árbol con el objetivo de reforestar parte de la Sierra de Gádor, arrasada el pasado mes de enero.
La primera en salir al escenario fue Susana Ventura, ‘Suu’, que se dio a conocer, como hoy lo hacen la mayoría de los jóvenes artistas, en las redes sociales, y a golpe de ‘likes’ y visualizaciones ha pasado de las plataformas digitales al escenario de los festivales. Sus diez temas permitieron a los almerienses descubrir a una cantautora con gran talento, como así ha demostrado en sus álbumes de estudio ‘Natural’ y ‘Ventura’. Una estrella emergente, que conecta con el público a través de las historias que vive su generación y las envuelve con un pop íntimo y luminoso, y detalles de reggae y ska. Sobre el escenario se presenta con un ukelele bajo el brazo, quizás por aquello de que su segundo trabajo ha sido producido por el propio Carlos Sadness, para entenderse de inmediato con el público con una mezcla de inocencia y descaro, salpicada con los ‘loops’ y percusiones electrónicas de Guillem Arnau.
Su voz deliciosa nos cantó ‘Si no saltas’, explicó ‘Todo lo que canto’, dio una ‘Nota de voz’ y dejó claro que ‘No eres tan especial’. Con ‘Mi casa’, Nunca estoy tranquilo’ y ‘Algo de mí’ conquistó al público, que ya le reclama para futuras citas del Cooltural Fest y concluyó con sus dos éxitos, el primero en catalán, ‘Tant de bo’ y el segundo premonitorio, ‘Temazo’. Una voz a seguir, una cantante fantástica de excepcional futuro y buenísimas cualidades.
Su vocación de pintor le lleva a dibujar un imaginario sobre lo vivido y soñado en el escenario, con pinceladas de pop, música tropical, rap, eléctronica y toda una serie de colores musicales, con la base de un lienzo indie, que comparten emocionados su numerosos seguidores que en Almería esperan con deseo su siguiente participación, ya sea en el Cooltural Fest o Cooltural Go. Carlos Sadness, divino, devuelve los halagos con entusiasmo, mientras rememora la fiesta que acompañó a su primera actuación en el verano de 2018, y expresa su deseo de seguir subiéndose al cartel más ‘coolter’ en ediciones venideras.
Uno ya se puede considerar una estrella de la música indie, cuando se cumple el mandamiento interpretado por ‘Love of lesbian’ en el himno ‘Club de fans de John Boy’: “Y tanto os daba ocho como ochenta / A los fanáticos de John Boy / Frente al estadio ya cantabais sus temas / Primeras filas vuestra obsesión”. Pues como auténticos entusiastas de Carlos Sadness acudieron los almerienses a disfrutar del concierto, empatizados con ropa alusiva a sus canciones que se sabían de memoria y dispuestos a ‘perrear’ sentados, al ritmo tropical del sortilegio que emanaba del ukelele del artista catalán.
Porque, la verdad, Carlos rompe moldes con una estética más de frontman de banda heavy de los noventa, tocando un instrumento caribeño e interpretando un sonido que no se ajusta a los parámetros indies. Pero le da igual, él vive en su mundo de artista y comparte el talento musical que atesora con unos seguidores que lo adoran. Quizás sea el ‘buenrollismo’ que transmite, quizás por las vitaminas que desprenden sus canciones, el caso es que sus conciertos son una fiesta de pop tropical, donde se atreve a contarnos en un rap todo lo sucedido en esa lluviosa tarde de sábado en la que finalmente salió el sol, nos invita a disfrutar de la música latinomericana en ‘Me desasmaste’ o la popular ‘Isla morenita’, y continúa con el perreo de ‘Todo estaba bien’.
El setlist del concierto se centró en su último trabajo, ‘Tropical Jesús’, del que interpretó ocho temas: ‘Ciclo lunar’, ‘Me desasmaste’, ‘Todo estaba bien’, ‘Isla morenita’, ‘Chocolate y nata’, ‘Ahorita’, ‘Adiós a los dinosaurios’ y ‘Aloha’. Junto a ellos, canciones por todos conocidos como ‘Amor papaya’, ‘Física moderna’, ‘Hale bopp’ y ‘Te quiero un poco’, en una noche en la que incluyó estrofas que hacía dos años que no interpretaba y recuerdan a su pasión por la pintura, ‘Kandinski’, concluyendo con ‘Qué electricidad’.
Carlos Sadness nos ha recordado en su concierto que llega un verano que seguro será un poquito mejor que en 2021, con una música que sabe a salitre, a mar, a buenas vibraciones y a felicidad. Y también a pop tropical, rap y unos temas con los que hace bailar sentados al público indie de Almería y toda España.