Opinión

Así dialoga el independentismo

Rafael M. Martos | Martes 22 de junio de 2021

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No me parece mal que se dialogue, así, en general, y tampoco me parece mal que desde el Gobierno central se dialogue con el independentismo catalán. Y añado algo más por polémico que resulte: no me parecería mal dialogar sobre la independencia de territorios que conforman el actual Estado español.

Ahora bien, lo que me parece mal es tomar el pelo a la gente como hacen el presidente Pedro Sánchez y su corte de Rey Sol. Y también me parece mal que él se deje tomar el pelo, aunque en realidad no sepamos si es así, o forma parte de su estrategia de tomárselo a los demás de un modo más… profesional.

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El hecho es que dos no dialogan si uno no quiere, pero también si uno no puede, y así, resulta imposible el diálogo entre un sector que solo pone en el orden del día concertar el proceso para la autodeterminación de Cataluña mediante un referéndum que conduzca a la independencia, y otro sector que solo puede ofrecer modificar el Estatut, y que a lo sumo podría ceder hasta maquillar algunos conceptos como el reconocimiento de este territorio como nación… y nada más.

Ni Sánchez ni ningún otro presidente está en condiciones legales de firmar lo que piden los independentistas, porque exigiría unos cambios en la Constitución reforzados, que incluyen referéndum y elecciones generales, y todo eso previo a otro posible referéndum en Cataluña con resultado incierto.

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¿Entonces de qué van a dialogar?

Lo hemos visto en el Liceo de Barcelona, donde Sánchez convoca a la denominada “sociedad civil catalana” para escenificar la concesión magnánima de indultos a los condenados por el “process”, y el independentismo, aquellos a quienes va a beneficiar, le hacen el vacío.

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Aceptar un indulto significa implícitamente que se ha cometido un delito, pero se perdona una parte o la totalidad del castigo, por eso los afectados exigen la amnistía, que es tanto como negar que se haya cometido delito alguno. Además, está el lío dentro del independentismo, ya que para ERC el indulto vale, por cuanto es poner en la calle a los suyos, que fueron los únicos que en un gesto que les honra, asumieron las consecuencias penales de sus actos, mientras que otros se fugaron, y como no han sido juzgados -nos referimos a los de Puigdemont y los de la CUP- no se les puede indultar, y para ellos solo valdría la amnistía, es decir, la admisión por parte del Estado de la inexistencia de delito en lo que hicieron. Eso, además, ahora sería incoherente, por cuanto al indultar, se entiende que hubo delito.

Insisto ¿de qué van a dialogar?

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Pues Sánchez aún no lo ha dicho. Ha hablado de amor, de cariño, de comprensión, de magnanimidad, perdón, reencuentro… pero ni una palabra de la hoja de ruta política.

Pero en realidad da igual porque prometa lo que prometa, les prometa lo que les prometa, o les va a resultar insuficiente a ellos, o le va a resultar imposible cumplirlo a él.

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¿A qué fin sirve crear una mesa de diálogo bilateral?

Pues a enmarañarlo todo más, a conseguir un tiempo que ya ni los independentistas le quieren dar, porque tampoco ellos le creen, porque lo de la mesa no es nuevo, viene de hace tres años, cuando la moción de censura.

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Y ahí el presidente del Gobierno andaluz, Juanma Moreno, ha metido la pata al reclamar que Andalucía también tenga una “mesa bilateral” con el Estado si se hace con Cataluña.

Moreno acierta en reclamar esa mesa, porque es cierto que nuestra Comunidad tiene asuntos que tratar de modo bilateral con el Estado, y no son pocos, pero el error es que su planteamiento sirve de coartada al PSOE, que ahora puede exhibir que no hay ningún problema en la mesa bilateral con Cataluña, porque también la hará con Andalucía… claro, el problema no es la mesa, es lo que se pone sobre ella, y como Andalucía no va a reclamar en ella su independencia, pues solo servirá para justificar que éstas pueden constituirse, y que con cada cual se habla en ellas de temas distintos.

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La reforma del Estatuto Andaluz fue ya la excusa para la reforma del catalán, y mesa bilateral andaluza será la excusa para la mesa catalana.


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