Rafael M. Martos | Jueves 08 de julio de 2021
EL adjetivo petimetre es de origen francés, de tal modo que el ‘petit maître’ (pequeño señor) se castellaniza para calificar a quien anda demasiado ocupado por su apariencia, y eso, en la política española ha tenido dos claros ejemplos en la izquierda, que son Pablo Iglesias y Alberto Garzón. El hecho es que, mientras el primero ha querido siempre marcarse un look obrerista y proletario, el segundo huye de esa imagen hasta lograr las más altas costas del ridículo.
Alberto Garzón es el claro ejemplo de que siendo un perfecto inútil se puede llegar muy lejos solo por estar en lugar adecuado en el momento justo.
Se puede llegar incluso a ministro –hay quien llega a presidente… con eso lo digo todo- de Consumo, aunque afortunadamente esta materia depende de las Comunidades y su gestión tiene nulo impacto en la vida real de la ciudadanía, pero eso –y ahí viene lo malo- le deja demasiado tiempo libre para andar haciendo declaraciones públicas, y así pasa lo que pasa.
La última ha sido su crítica al consumo de carne, porque según dice, cada kilo de ternera supone el consumo de 15.000 litros de agua, pero claro, no explica que según Acuorum, que es la entidad que ha hecho el estudio –del que por otro lado, no entra en muchos detalles según hemos podido consultar en su web- el 27% del agua se destina al cultivo de cereales, el 22% a la carne y el 7% a la leche. Es decir, que quizá el ministro sugiere que dejemos de comer pan, galletas, bollos… y cualquier frito que lleve harinas.
Pero el ministro se pone estupendo siempre que puede porque de lo que se trata es de brillar con luz propia, y por eso llegó el primer día que ocupó escaño de diputado, en bicicleta al Congreso, pero cuatro días después -¡vaya por dios!- le robaron “la única bici que tengo”, y que al parecer había dejado en la puerta de donde se alojaba en Madrid. La culpa fue de Mariano Rajoy, porque el ladrón actuó movido por los “recortes de la derecha”.
De su bici nunca más se supo, como de su habla andaluza de malagueño… no fuera a ser que alguien pensara que era un cateto inculto… por eso rápidamente comenzó a ponerse chaqueta sobre la camisa que solía vestir, y la corbata la dejó para cuando fue designado ministro.
¡Qué menos que ministro podía ser nombrado por la cuota de Podemos quien realizó la impagable tarea de acabar con el Partido Comunista de España e Izquierda Unida! Dejarle el camino libre a quienes fueron capaces de hacer más por el comunismo en cuatro años que el PCE o IU en toda su historia tenía un precio, y ya sabemos cuál es.
Aquello se conoció como el “pacto de los botellines”, porque Alberto y Pablo, como dos coleguillas de barrio, sellaron su acuerdo bebiendo unas cervezas.
Pero igual que los coches oficiales dejaron de ser un contaminante signo de ostentación desde que él se sube en ellos obligado por aquel robo de su única bicicleta, el bogavante, el solomillo y el paté que fueron servidos en su boda no precisaron de una sola gota de agua para su producción… podía haber elegido lechugas, tomates, pepinos y brócoli, pero no, como también podía haber elegido zumos varios, pero prefirió buenos caldos y cava.
¡Qué menos! Si el menú costaba 309 euros por persona, qué menos ibas a poner ¿no?
¿Es que un comunista no puede tener una boda con ese menú y a ese precio?
En fin, lo curioso es que un líder obrerista cuyo único ingreso oficial es el sueldo de diputado, tenga fondos -a su edad, sin ahorros ni herencias- como para pagar un banquete de ese nivel, y del mismo modo, que sus amigos tenga un poderío económico tal que le puedan regalar algo más de lo que cuesta el menú. Poderío, y solidaridad obrera como la que supone dedicar ese dineral no tanto a la lucha de clases, como a otra clase de lucha...
Pero oye… si puede y pueden… nada que decir. Lo que pasa es que vuelve a ser lo del agua y la carne: si criticas el consumo de carne, no debes comer carne, y si criticas que un ministro del PP se gasta 800.000 euros en una casa, tú no puedes gastarte 800.000 euros en una casa, y si criticas los coches oficiales, no debes usar coche oficial, y si pides que se despenalicen las injurias a la Jefatura del Estado, no puedes pedir que se penalicen las dirigidas al Gobierno, y si pides austeridad no puedes estar en el Gobierno más caro de la historia, y si pides que los investigados sean expulsados de la política, no puedes contribuir a que estén en ella, y si pides… en fin… sigan ustedes, que a mi ya esta izquierda me aburre.
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