Opinión

La expertitud del Salario Mínimo

Rafael M. Martos | Miércoles 01 de septiembre de 2021

Cuando la ya exministra Carmen Calvo defendió la “expertitud” del informativamente desaparecido Fernando Simón, director -porque nadie ha dicho que haya dejado de serlo- del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, el académico de la RAE Arturo Pérez Reverte, le recriminó su patada al idioma castellano, pero tuvo una errata en su comentario, y fue poner “twit” en vez de “tweet”, o incluso “tuit”, a lo que el autor de “Falco” o “Cid” contestó “La diferencia es que lo mío se arregla prestando más atención a las teclas cuando escriba. Lo de ustedes y sus chorradas lingüísticas es impropio de una institución que debería mostrarse ejemplar en todo”.

Pero no, este Gobierno no aprende de los errores, y además está dispuesto a que la ignorancia de la que hacen gala se extienda como una mancha de aceite. Vamos, que ni les vale la experiencia, ni les vale la “expertitud” de las “personas expertas” en decisiones tan importantes como la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SIM).

No hace mucho, el Banco de España, que de “expertitud” debe ir sobrado, emitía un informe en el que afirmaba que la última subida del SIM se había cobrado entre 90.000 y 170.000 empleos. Pero no pasa nada, el Gobierno acude a otro panel de personas con “expertitud” para justificar un “inmediato” aumento del mismo, según palabras del presidente Pedro Sánchez, quien lo dice como si fuese a pagarlo él de su propio bolsillo.

Ahora se entiende que quieran eliminar la regla de tres en los colegios, poque sin ella será mucho más complicado explicar que si una subida Y del SIM supone un 1% más de paro, a una subida Z, le corresponderá un incremento de X en el desempleo.

¿Y qué tiene que decir la patronal de todo esto? Pues nada ¡qué va a decir la CEOE! Y no malinterpreten estas palabras, no es que estén “comprados” por las subvenciones y ayudas, es que sus dirigentes están al frente de grandes empresas en las que se paga muy por encima del SIM, con lo cual, no les afecta. A Iberia, al Santander, a ADIF, a Ferrovial, a Acciona, a Repsol… les da exactamente igual este asunto porque sus convenios están por encima.

Ahora bien, al pequeño empresario que sí paga el SIM, esto le destroza. La subida producida en 2020 fue del 5,5% con respecto al SMI 2019 a 950 euros, subida que repercutió a más de 2 millones de trabajadores, teniendo efecto a partir del 1 de enero de 2020 con fin de la vigencia hasta el 31 de diciembre de 2020. Eso significa, que para mantener el nivel de rentabilidad, esa misma empresa debió obtener unos beneficios mayores.

Dice la ministra Yolanda Díaz, con una sonrisa propia de quien reparte lo que no es suyo, que sin subida del SIM los trabajadores pierden poder adquisitivo, y es cierto, tanto como que la subida del precio de la electricidad es mucho más determinante y bajarlo sí que reactivaría nuestra economía (producir más barato te convierte en más competitivo). Y dice la ministra que subir el SIM incentivará el consumo, y es verdad, pero si a los autónomos nos bajaran las cotizaciones sociales seguro que también consumiríamos más.

La diferencia está en que con estas medidas -y otras similares- el Gobierno tal vez no podría tener tantos ministerios, quizá no podría tener tantos asesores, ni tantos secretarios de estado, ni mantener tantos observatorios, ni hacer tanta propaganda. El Gobierno está encantado con subir el SIM porque no es él quien lo paga, sino las empresas, como está encantado de reducir las horas laborales manteniendo el sueldo, porque pagamos nosotros si son puestos públicos o las empresas en el sector privado… que esto sea darle una patada a los más elementales principios de la Economía, es lo de menos.

Un concepto básico es que, para aumentar los salarios lo primero lo primero es aumentar los beneficios de la empresa, que están ligados a la productividad, ya que de lo contrario se aumentan los gastos sin que haya ingresos que los cubran, y eso, con la buena voluntad y la “expertitud” que pueda tener “la persona empresaria” puede aguantarse un poco, pero está abocado al fracaso… y lo dice el Banco de España.

Es cierto que otros países tienen SIM más alto que España, pero el dato por si mismo no dice nada; hay que contextualizarlo con el PIB, con la inflación, con el coste de la vida…La cuestión no es si el SIM es alto o bajo para el empleado, sino si es asumible para las empresas que tienen que afrontarlo obligatoriamente por Ley.

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