Opinión

Andalucía, libertad de expresión y democracia

Pedro Ignacio Altamirano | Domingo 31 de octubre de 2021

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Los andaluces y andaluzas demócratas, los que llevamos Andalucía en el corazón, luchamos día a día por mantener y agrandar nuestra democracia, siempre imperfecta, pero que consagra lo que muchos odian: la libre expresión de pensamiento e ideas en libertad.

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Somos un pueblo cargado de historia, de cultura, tradiciones y religiones que han ido depositando saber en el pozo de nuestro modo de ser, de nuestra sociedad. Tolerancia, paz, pensamiento, ciencia y todo aquello que engrandece al ser humano, pero sobre todo, nos distingue el debate, la tertulia, el intercambio de ideas, siempre caliente, pasional, tal como somos, pero entre hermanos y en paz. Que Andalucía somos todos y nos necesita diversos, pero unidos en el respeto.

Por desgracia, en Andalucía también tenemos enemigos de la democracia, la tolerancia, contrarios al libre pensamiento y la libertad. Estos que no toleran otra Andalucía que la que les cabe en sus cabezas, opuestos a toda opinión distinta a la propia, enemigos del pensamiento, de la libertad personal, de la democracia, de Andalucía.

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Andalucía es contraria al totalitarismo, origen de todos los males de nuestra patria verde y blanca. Ha sido el totalitarismo político, el fanatismo religioso, y el pensamiento único, lo que nos apagó la luz del pensamiento durante siglos. Por ello es triste comprobar que aún hay andaluces que presumen de ser más andaluces que ninguno, que defienden Andalucía desde el totalitarismo, desde el insulto como único método de debate a falta de argumentos. Estos son los verdaderos enemigos de Andalucía.

Los demócratas sabemos diferenciar ideas de amistad, debate de solidaridad, diversidad de tolerancia. Sabemos debatir, confrontar de forma pasional, a corazón abierto. Nos da igual la ideología de nuestros amigos, si votan al PSOE o al PP, si son del Betis, del Sevilla o del Málaga, nos da igual, pues nos puede más la amistad, pero sobre todo, nos une el amor a nuestra tierra. Esto es lo que nos hace grandes.

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En Andalucía, para volver a ser lo que fuimos, hombres y mujeres de luz, nos sobran los que insultan, los que odian, los que guardan rencor, los que no ven más allá de su corta visión del mundo, los intolerantes, los neofascistas disfrazados de izquierdas, los violentos de palabra y acción, los antidemócratas. Si entre todos hacemos el esfuerzo de aislar a estos malos, a estos falsos andaluces, Andalucía tendrá una oportunidad de ser independiente en la mente de los andaluces, primer paso para recuperar lo que nos quitaron un frío dos de enero de 1492.


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