Opinión

La Fiesta del Pendón en Almerìa

Rafael M. Martos | Viernes 24 de diciembre de 2021

Cada 26 de diciembre, cuando las crónicas narran la procesión cívico-militar-religiosa que se desarrolla con motivo del Día del Pendón en Almería, siempre detallan su antigüedad como un elemento esencial para darle empaque a la tradición, así que esta ocasión, seguramente el titular destacará los 532 años que se viene tremolando el estandarte de los Reyes Católicos en una fiesta “tan popular”.

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En realidad, este acto es un cúmulo de falsedades que no aguanta la más mínima revisión histórica… no hay ni un solo dato cierto. Es decir, que al margen de que a algunos les guste más, a otros menos, y a otros nada, algo que pretende reivindicarse dándole un barniz de recreación histórica, debería ajustarse mínimamente a lo que a estas alturas tienen asumido los especialistas en la materia, pero no es así. Se supone que la importancia de esta tradición es porque corresponde a hechos históricos, pero cuando desmontas los hechos históricos, entonces la respuesta es que lo importante es que… es una tradición.

Pero dejando al margen esas cuestiones, aunque no sean algo baladí por tratarse del fondo, es importante detallar dos aspectos clave sobre esos míticos 532 años de 2021, y que serán 533 años en 2022… no, esos años que se suman también son mentira.

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Hasta 1841 lo único que se hacía era trasladar el pendón desde la casa del Alférez que lo custodiaba, al Ayuntamiento, de allí a la Catedral para una misa, después al domicilio mencionado, y allí se dejaba colgado el resto del día. Desde ese año, la custodia correspondió al Ayuntamiento, así que el recorrido se redujo. En estas fechas no había tremolación ni nada que se le pareciera.

El poco arraigo que tenía todo esto se demuestra con el hecho de que en 1546 la totalidad de los ediles del Consistorio con una única excepción, decidieran suprimir este acto porque causaba gran penar entre los moriscos de la ciudad… y para que fuesen tantos los apoyos para la eliminación, probablemente muchos de esos concejales lo eran. Él único que quiso mantener la celebración recurrió al Rey, quién ordenó seguir celebrándolo por imposición, no en vano, era hijo de su padre y de su madre.

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Lo más parecido a lo que en este día se hace data de 1692, tras un acuerdo entre el Ayuntamiento y la Iglesia, que sí, son muchos años… pero 200 y pico menos. Es más, habían transcurrido 146 desde el intento de supresión, lo que denota que no era precisamente un asunto que concitara el interés de los almerienses ni de sus próceres.

Pero no llega al siglo que el 26 de diciembre sea festivo en Almería, así que cuando el Gobierno municipal de la etapa democrática aprueba cuales son los de la ciudad en el calendario laboral, y éste no lo pintan en rojo, pues no, tampoco se está rompiendo con una tradición de más de medio milenio.

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Es durante la dictadura de Primo de Rivera, en concreto el 18 de abril de 1928, hace 93 años ahora, cuando el alcalde Francisco Rovira Torres, solicita al golpista favorito de Alfonso XIII, la declaración del 26 de diciembre como festivo.

La misiva, que puede provocar un coma diabético por lo empalagosa que es en su redacción llena de grandilocuencias propias de este tipo de regímenes, habla de una fiesta “inmemorial” cuando llevaba algo más de dos siglos celebrándose, que sí, que es mucho tiempo, pero no es inmemorial.

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El motivo de hacer festivo ese día no es otro que alentar el patriotismo… y ya sabemos lo que la familia Primo de Rivera entendía por patriotismo, y también lo que entendían sus afines políticos. Hablamos de ese concepto de patriotismo para hacerlo festivo, no de otro.

El apoyo ciudadano a aquella petición fue más bien escaso, por no decir nulo, ya que solo la Cámara de Comercio, Navegación e Industria, dependiente del propio Gobierno primoriverista al estar adscrita al Ministerio de Trabajo, se sumó a la iniciativa municipal. Ni el Círculo Mercantil e Industrial, ni tampoco la Unión Comercial, ambas asociaciones formadas por personas de la sociedad civil almeriense, dieron su respaldo, como no lo hizo ninguna otra entidad independiente.

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Por tanto, si la ceremonia no tiene 500 años, si ni el pendón es el pendón, si no fueron los Reyes Católicos, si no fue una toma, si no fue en Almería, si no fue un 26 de diciembre… si tampoco la conquista de Almería cierra nada en la historia de España, como tampoco la de Granada, porque aún quedaban territorios peninsulares y no peninsulares no ocupados por los castellano-aragoneses… y si quien lo impuso fue una monarquía, quien lo declaró festivo fue una dictadura, y quien pretendió darle lustre fue otra… pues ya me dirán si todo este montaje tiene cabida en una democracia del siglo XXI.


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