Opinión

El Gobierno quiere que haya más parados

Rafael M. Martos | Martes 04 de enero de 2022

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No sé… llámenme conservador… pero creo que si algo funciona, es bastante absurdo cambiarlo, a no ser que estemos convencidos de que merece la pena ese riesgo.

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Les cuento esto porque presumir de que el desempleo se está viendo reducido, de que además esa reducción, en algunos casos, está marcando cifras históricas, pues se compadece poco con el afán por derogar la Reforma Laboral que impulsó el Partido Popular, y que en definitiva es la legislación que está permitiendo que el mercado de trabajo funcione, que la recuperación económica repercuta en un mayor número de contrataciones, y que éstas, a su vez generen más consumo.

Más bien pareciera que el único objetivo de la derogación de la Reforma Laboral fuese cumplir una promesa electoral hecha sin grandes argumentos económicos, pero sí con prejuicios ideológicos. Es decir, que como está pasando con la Ley de Seguridad Ciudadana, lejos de valorar si lo que hizo el PP ha funcionado bien o mal, lo que se reclama es un cambio radical… y luego ya veremos.

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Y es que en el caso del mercado de trabajo, hay un par de realidades que arrastramos desde al menos el inicio de la etapa democrática. Me refiero a que tenemos el doble de desempleo de la media europea tanto en el cómputo general como en el detalle juvenil ¡En ambos casos tenemos el peor dato del mundo y solo Sudáfrica nos supera!

Pero en vez de abordar este asunto, que sin lugar a dudas es muy complejo, lo que hace el Gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, es parchear con ayudas, subvenciones, exenciones y demás limosnas estatales.

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Es evidentemente más sencillo subvencionarle el recibo de la luz a una familia que gestionar una producción energética más eficiente y económica que reduzca el precio final al consumidor. El problema –solo uno- es que si las empresas tienen que seguir pagando un precio elevado por la electricidad, encarecerán sus servicios, y el consumidor comprará menos, lo que supone una doble disminución de beneficios a éstas (por un mayor gasto y un menor ingreso), y eso mandará a trabajadores al paro, que no podrán pagar la luz… y así, hasta la ruina total.

A los jóvenes se les promete una renta mínima para que se emancipen, olvidando que la emancipación solo es posible cuando se tienen perspectivas de futuro propias, y éstas no pueden ser vivir de que te paguen la luz, o el agua, o te den una ayuda a cambio de nada.

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Y es que, puestos a aplicar ideología, puestos a cumplir promesas electorales, el Gobierno podría haber hecho por solucionar el problema de la tarifa eléctrica que tiene el Estado español, para evitar lo que bautizaron como “pobreza energética”. Pero claro, se han dado cuenta de que la cosa es mucho más complicada de lo que pensaban.

Algo similar ocurre con la cuestión laboral. Ahora se dan cuenta de que no se puede derogar la Reforma Laboral porque eso significaría quedarse sin más legislación que el Estatuto de los Trabajadores, pero esto, que lo sabe cualquiera, parece ser que lo ignoraban el presidente del Gobierno y la ministra de Trabajo… vaya… Porque para derogarla, lo primero es hacer una nueva Ley, en la que al final, en la llamada “disposición derogatoria”, se deroga todo lo que se opone al nuevo texto.

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También hemos oído a Sánchez, en algunos de sus vaivenes, que su idea era “derogar los aspectos lesivos” de la Reforma Laboral, pero no le hemos oído mencionar ni uno solo… que no digo que no los tenga, digo, que no los ha dicho nunca.

Quienes no somos expertos en mercado laboral ni en economía, solo podemos valorar las cosas según sus resultados, y también aplicar algo de lógica tras escuchar a quienes saben, lo que no significa que tenga la misma opinión. Y aquí el tema está clarísimo: Hay una legislación laboral vigente, con ella el paro va cayendo, pero se presume de querer derogarla ¿para qué?

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