Que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cosechado nos nuevas derrotas en una semana se manifiesta en el ímpetu con el que han salido todos los socialistas a defender su gestión, a lo que se han apuntado en Almería desde el subdelegado Manuel de la Fuente, hasta la diputada Sonia Ferrer, o el secretario general del PSOE almeriense, Juan Antonio Lorenzo… y así cualquier socialista con el Twitter a mano.
El primer éxito ha sido el cosechado en Europa. Sánchez fue a convencerles de su propuesta para abaratar el mercado energético partiendo del principio de que era un asunto que concernía a todos los países de la Unión, y el resultado ha sido que no ha convencido a nadie. No solo eso, allí le han dicho que haga lo que le dé la gana, como ya lo están haciendo ellos, como ya le estaba conminando la oposición.
Regresa, por tanto, no solo sin haber convencido a nadie, sino que además, y por la fuerza, lo hace convencido de que éste no es un tema de la Unión sino de cada país, y que somos una “isla energética”, lo cual no es ni remotamente cierto, pero suena bien.
El segundo gran éxito de la semana ha sido con los camioneros, en el que el coro ha tenido el mismo ímpetu.
Comenzó su gobierno inflando a la ultraderecha para disfrute de Santiago Abascal, calificando así a todos los participantes en el paro, como también hizo con los asistentes a la manifestación por el mundo rural.
Tras ese error, recriminado incluso por el diario El País, y hasta por Gabriel Rufián (ERC), cometió el siguiente, impropio de alguien de izquierdas, es decir, de alguien que tanto debe saber de asambleas, representatividad y demás.
La gestión del Gobierno es inaudita. Con el fin de detener el paro, lo que hace a regañadientes, es reunirse con quien no lo ha convocado, y acordar con ellos. Obviamente estaba abocado al fracaso.
Y es que este sector, en un 80% lo componen autónomos y micropymes, y sí, el Gobierno se reúne con los más representativos, pero los más representativos del otro 20%, dejando al 80% fuera de la negociación, siendo además, los convocantes de la movilización, a quienes además se ha acusado de ser minoritarios, boicoteadores, y ultraderecha.
Que después de esa negociación, los únicos satisfechos sean aquellos con quienes se ha reunido, aquellos que no habían convocado el paro, y que el paro se mantenga debería darle qué pensar.