Opinión

Impuestos y comunicación

Rafael M. Martos | Viernes 23 de septiembre de 2022

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Podría entrar en el debate sobre la supresión del Impuesto de Patrimonio, recordar quién lo creó y quién lo eliminó, quién lo recuperó, y qué decían unos y otros en cada momento.

También podría entrar en el debate de si bajar impuestos acaba mejorando la recaudación o no, o incluso podría entrar en el debate sobre la financiación autonómica… pero no, eso mejor lo dejamos para otro momento.

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Vamos a la comunicación, esa tarea en la que por más esfuerzo que ponga el Partido Popular en cada institución en la que está –y lo pone- acaba en fracaso casi siempre.

¿Quién habrá sido el genio de la comunicación que ha pensado que el gran titular de la nueva tanda de bajada de impuestos del presidente de Andalucía, Juanma Moreno, debía ser la eliminación del que pagan los ricos, y no la deflactación del IRPF o el cheque de 100 euros a familias desfavorecidas y con menores escolarizados?

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¿Quién ha sido el genio que ha pensado que anunciar la supresión de un impuesto que pagan el 0,2% de los andaluces, debía ser tan jaleado por el Gobierno y recibido con palmas y aplausos por la inmensa mayoría de ciudadanos?

Es incomprensible que el presidente eligiese ese impuesto, precisamente ese, el que solo pagan quienes tienen propiedades por un valor superior a 800.000 euros (excluida la vivienda habitual), para dar el titular en un foro al que estaba invitado, y que el resto de medidas, que sí alcanzan a muchísimos andaluces, quedaran opacadas.

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Pero si no fuera suficiente el error de destacar esta iniciativa sobre las demás, no es menos desafortunada la puesta en escena, porque no es de recibo que se le otorgue ese boato a este decreto y no a otros de contenido social y que serían aplaudidos por la inmensa mayoría de andaluces. Y los hay, como los dos que hemos mencionado.

Explicaba en estos días el exministro Miguel Sebastián, que fue miembro del Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, que cuando ellos, tan socialistas ellos, lo suprimieron, fue porque se dieron cuenta de que la grandes fortunas de verdad no eran esas, que las grandes fortunas tiene su dinero colocado de modo que evitaba este impuesto, el cual era pagado por lo que él denomina “clase media-alta”, fruto muchas veces de acumular varias herencias y una posición profesional solvente.

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Andalucía y España lo que necesitan es una profunda reforma fiscal, porque no es razonable, por ejemplo, que quien gana 60.000 euros al año sea tratado como quien gana 300.000, pero es que no es de recibo que en ambos casos, y entre la cuota autonómica y estatal, las arcas públicas se lleven el 47% de tus ingresos, a lo que si le sumas lo que pagas en impuestos municipales e IVA… sin temor a equivocarte, podemos afirmar que alrededor del 60% de lo ganas se lo lleva el Estado.

A eso hay que sumar situaciones kafkianas, como que si ganas menos de cierta cantidad, no tienes que hacer la declaración de la Renta, pero si ganas lo mismo –o menos- pero es fruto de varios contratos, ya sí estas obligado a hacerlo…

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O por ejemplo, estás obligado como autónomo o empresario, a pagar el IVA a Hacienda aunque a ti no te hayan pagado la factura tus clientes, financiando así al Estado quizá mediante un préstamo que has tenido que pedir a un banco que sigue logrando grandísimos beneficios en plena crisis.

En fin, son tantas cosas las que pueden hacerse para dotar de justicia el sistema fiscal, que da sonrojo la escenificación de la ministra María Jesús Montero anunciado ahora un impuesto destinado a que paguen un extra el 1% más rico de España.

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En este país, el 3% de la población posee más de un millón de euros, y las consideradas “grandes fortunas” las tienen unos 250.000 ciudadanos, así que sacándole a cada uno de ellos un extra de 10.000 euros, serían unos 2.500 millones de euros… una cantidad insignificante en los Presupuestos Generales del Estado ( "Chiqui, 1.200 millones no son nada" Montero dixit), por lo que solo tiene un valor electoral. El mismo que el de Juanma Moreno, pero al revés.


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