Bobo solemne. Así definió Rajoy a Zapatero en una ajustadísima descripción de un histrión desgarbado, bobalicón y zote. Pero no nos descuidemos; detrás de esa imagen de apollardao siempre hubo un atrabiliario agitador de odio. Zapatero hurgó en la inmundicia del gerracivilismo para mantener viva la llama de la revancha entre españoles, que aún disipan sus fuerzas y su intelecto combatiendo entre fantasmas del pasado.
Parecía difícil superar la estulticia de Zapatero, pero tuvo que llegar Pedro Sánchez para alcanzar el record de indignidad. Ahora Pedro Sánchez, en su inabarcable petulancia, acaba de erigirse en personaje histórico. Asegura que se le recordará por el hito histórico de asaltar la tumba de Franco y trasladar un cadáver en helicóptero con gran despliegue de cámaras de televisión. Una “valentía” sin par: profanar la tumba de un provecto dictador que murió en la cama.
Sánchez, ya como presidente de la Internacional Socialista, se arroga su indeleble y epigramático paso a la historia al cincelar de nuevo una lápida. Pero bastará esperar nuevas barrabasadas, mentiras, insultos a los jueces, beneficios a los delincuentes y la ruina generalizada del país para clamar por la damnatio memoriae (borrado de la historia) como el mayor merecimiento al peor presidente de un gobierno desde las hordas almohades hasta la fecha.
Si con Sánchez ya teníamos bastante para nuestras desgracias, el destino y una confabulación demoníaca ha desencadenado un aquelarre desastroso: Sánchez va a contratar a Zapatero para, juntos, dirigir la Internacional Socialista. El presidente del Gobierno no tiene bastante con lo peor del comunismo y el separatismo que anida en España. Ahora impulsa el odio a la historia y a lo español con el mejor amigo de la escoria de dirigentes latinoamericanos: dictadores comunistas, narcos, secuestradores, ladrones y terroristas. Zapatero va a ser, sin duda, el mejor prescriptor para degradar la democracia española instilando lo peor del comunismo transatlántico.
Zapatero y Sánchez ya hacen todo lo posible por destrozar España, pero también van a lograr dejar la Internacional Socialista como un pestilente vertedero.