De 2022 recordaremos que la Federación de Rusia comenzó una invasión de Ucrania con el objetivo de anexar Ucrania al territorio ruso, si bien solo una parte, y con la peregrina excusa de "desnazificar" el país.
Ya lo había intentado antes quedándose con Crimea -con razón o sin ella, pero en ese momento era suelo ucraniano- y otras zonas de la antigua Unión Soviética. Eso tuvo como resultado la disminución de la soberanía ucraniana, el establecimiento de un gobierno autocrático ruso en el territorio ocupado y el aumento de la tensión entre los países occidentales y Rusia. Esta invasión también ha tenido graves consecuencias económicas en Europa, tanto para los países invadidos como para los países vecinos. En primer lugar, la invasión de Ucrania ha afectado gravemente la economía ucraniana, pero también ha generado una crisis migratoria a toda la Unión, especialmente a los Estados más próximos, como Polonia.
Ucrania, a consecuencia de esos primeros intentos de años atrás, había sufrido una fuerte caída de la producción industrial debido a la falta de inversión extranjera, los altos niveles de corrupción, el aumento de los precios de los productos básicos y la disminución del poder adquisitivo de la moneda ucraniana.
Además, Ucrania ha visto una disminución de la inversión extranjera debido al aumento de la inestabilidad política y la inestabilidad económica causada por la invasión de Rusia. Esto ha provocado una disminución de la actividad empresarial y una caída en el empleo, lo que a su vez ha contribuido a una disminución del PIB ucraniano.
Además, la invasión de Ucrania ha afectado de forma significativa la economía de los países vecinos. Los países vecinos han visto un aumento de la inestabilidad política y una disminución de la confianza de los inversores extranjeros. Esto ha provocado una reducción en las exportaciones y las inversiones extranjeras, lo que ha contribuido a una reducción del crecimiento económico. Por último, la invasión de Ucrania también ha tenido un impacto en la economía de toda Europa.
Muchos países de la Unión Europea han visto un aumento en los costes de las sanciones impuestas a Rusia. Estas sanciones han afectado a los sectores industriales y comerciales europeos, lo que ha contribuido a una disminución de la inversión y el crecimiento económico a nivel europeo. Ante esta situación, los países europeos deben aceptar las consecuencias económicas de la invasión de Ucrania para preservar la libertad y la democracia en la región.
Esto requerirá una mayor cooperación entre los países de Europa para asegurar que las sanciones impuestas a Rusia sean efectivas y que los países afectados reciban ayuda para recuperar sus economías y restaurar la estabilidad política. Además, los países europeos deben invertir en el desarrollo económico de Ucrania para ayudar al país a restaurar su economía y garantizar la libertad y la democracia.