Opinión

Asalto a la democracia

Antonio Martínez | Jueves 12 de enero de 2023

[publicidad:866]

Cuando se deslegitima un gobierno salido de las urnas, se insulta sistemáticamente a sus representantes y se siembra el odio en cada declaración pública, termina ocurriendo lo que ha pasado en Brasil, que miles de personas azuzadas por el fanatismo y las noticias falsas intenten dar un golpe de Estado.

[publicidad:866]

Desde el mismo día en el que Lula da Silva ganó las elecciones, el expresidente Bolsonaro y sus seguidores han estado cuestionando el resultado de las elecciones generales, culminando su espeluznante relato con la violenta ocupación de las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema de Brasil. Los seguidores radicales del anterior mandatario brasileño, a los que el presidente Lula ha calificado de “vándalos fascistas”, calcaron fotograma a fotograma el asalto al Capitolio que protagonizaron en EEUU, hace ahora dos años, centenares de enfervorecidos partidarios de Donald Trump, quien se ha negado también durante este tiempo a reconocer la victoria del demócrata Joe Biden.

La radicalización de la política a estos extremos tiene unas consecuencias nefastas, no solo porque se ha puesto en tela de juicio a las instituciones y la democracia de estos países, sino porque estos movimientos ultraderechistas y sus delirantes teorías se están asentando ya en muchos lugares del mundo.

[publicidad:866]

En medio de todo esto, llama poderosamente la atención que los graves incidentes que aún tienen en vilo a la sociedad brasileña hayan sido utilizados por las derechas de nuestro país para atacar al Gobierno de España. Tanto el Partido Popular de Feijóo como Ciudadanos han compartido argumentos similares, haciendo causa común del disparate, la desesperación y las ansias de poder, que mueven a los primeros, y el difícil tránsito hacia la desaparición por el que están pasando los segundos. En el caso de Vox, cuyo líder se ha retratado con Bolsonaro cada vez que ha tenido oportunidad de hacerlo, ni siquiera ha habido una condena como tal del intento de golpe de Estado.

Lo que ha ocurrido en Brasil nos deja como lección que la democracia hay que defenderla todos los días, y mucho más ahora que se pone en cuestión a la menor de cambio. Solo basta recordar que la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, al más puro estilo de Trump o Bolsonaro, ya deslizó este pasado verano un bulo sobre la posibilidad de que se pueda manipular el resultado de futuros procesos electorales. Ese es el nivel.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas