La actividad anual de la Central Térmica de Carboneras y las sinergias producidas: desaladora, cementera, piscifactoría y cultivo de ánforas aportaban al ayuntamiento unos seis millones de euros al año y un empleo total -entre directos e indirectos al año- de más de 600 personas. Este empleo, por su carácter industrial, alcanza unos salarios medios muy superiores al generado por la actividad de servicios de hostelería y turismo.
La Central Térmica de Carboneras fue recientemente dotada de unos mecanismos vanguardistas para evitar la contaminación por gases y partículas nocivas. Esta iniciativa, que alcanzó los 200 millones de euros de inversión, distinguió a la factoría como la más ecológica de toda la cuenca mediterránea. Y así, fue considerada como actividad compatible con el medio ambiente por su mínimo impacto.
La central hizo compatible su desarrollo con el sector turístico, por su baja contaminación y su importante aportación de recursos económicos durante su implantación y explotación. Además, su modelo de gestión y la situación estratégica propició el desarrollo de un puerto industrial con enorme potencial; potencial que ha quedado relegado a una menor actividad y a ser olvidado como solución al grave problema del puerto de la capital. No olvidemos que la explotación de la Central Térmica de Carboneras ha demostrado la capacidad industrial del puerto anexo, siendo ideal para desplazar la molesta actividad que impide el desarrollo del famoso proyecto Puerto-Ciudad; iniciativa que jamás responderá a los intereses generales de Almería a causa de la servidumbre industrial de granel a la intemperie, la valla de la Terminal Marítima Internacional (no Schengen) y otras actividades que no permiten la conectividad urbana entre el puerto y la ciudad.
El incompresible cierre de la Central Térmica de Carboneras, una de las menos contaminantes de carbón del mundo, conectada a una subestación de la red nacional más importantes, con conexiones hacia Murcia, Albacete, Granada y Málaga a 400 KV garantizaba una aportación de energía para estabilizar la Red Nacional, así como la disponibilidad estratégica de un puerto para recibir carbones importados de muy baja contaminación, con reservas garantizadas para más de 500 años.
Ahí quedan los recuerdos de los trabajadores que despidieron, emocionados, largos años de estabilidad laboral en un grato ambiente de compañerismo y con la satisfacción de saberse útiles para el abastecimiento ineludible de energía en Almería y media España.
Cuando se acaba de decretar en la UE el carbón y la nuclear como energía “verde”; cuando una central térmica similar a la de Carboneras lleva dos años funcionando felizmente en Alemania; cuando se anuncia un parque móvil eléctrico sin capacidad para cargar las baterías; cuando se criminalizan las centrales nucleares y un largo etc. de desatinos, nuestros políticos se afanan en hacer trenes que no caben en los túneles y las más electrizantes ocurrencias económicas, sociales, sexuales y zoofiliales.
Pretenden la brillantez, pero con muy pocas luces. Eso sí, se han quedado “pegaos” al cargo, tienen un cable “pelao” y muestran su total resistencia a la decencia manteniendo a la sociedad en permanente alta tensión.