Probablemente una ley integral sobre violencia machista era necesaria, pero la soberbia de los promotores, unida a su extrema ignorancia sobre el procedimiento legislativo, ha provocado el desastre que estamos padeciendo, con más de 700 delincuentes sexuales beneficiados, y aumentando.
Otro tanto cabe decir de la llamada Ley Trans, y a la soberbia y la ignorancia mencionados, se puede añadir la usurpación legislativa, por cuanto distintas comunidades autónomas ya cuenta con sus propias leyes sobre el tema, como sucede en Andalucía. En este caso, resulta ser absolutamente innecesaria, y una intromisión en las competencias autonómicas.
Lo mismo pasa con la Ley del Aborto, que en realidad no es más que una reforma sobre una reforma, y se comportan si no existiese antes de que ellos llegasen al Gobierno. Soberbia e ignorancia, porque el aborto era legal desde Felipe González.
Podríamos seguir, por ejemplo, con la reforma de la reforma laboral, porque si en algo coinciden todas estas iniciativas es en que quien las impulsa es Unidas Podemos, el PSOE dice primero no, y luego traga hasta el fondo, acaba poniéndose los galones, y ante el desastre posterior que provocan, se pone de perfil.
El PSOE ni tan siquiera es capaz de introducir racionalidad en esas leyes podemitas, y así nos encontramos con lo sucedido con la ley solo sí es sí, o con los enormes interrogantes que plantea la ley Trans, como las dudas sobre el tema deportivo, el de los aseos, el de la violencia machista, las cuotas en las listas electorales…
Y en esto llega Pedro Sánchez y nos anuncia una nueva ley de paridad con la vista puesta en el 8 de Marzo, y con el objetivo de arrebatarle protagonismo a la ministra de Igualdad. Miedo da solo pensarlo.
No niego que hay que hacer más para equilibrar el poder entre hombres y mujeres, como tampoco que era necesaria una ley del aborto, o una ley trans, o una reforma laboral, pero da terror, pánico, pensar dónde podemos acabar con la experiencia acumulada.
Así, sin esforzarme mucho, puedo recordar que el PP presentó una candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía mucho antes que el PSOE, o que fue el PP el primero en poner mujeres al frente del Congreso y del Senado, o que la primera presidenta de Madrid fue del PP, y la primera alcaldesa también, y que puestos a mirar ministerios, el PP no le fue a la zaga al PSOE ni mucho menos. Por cierto, las dos grandes centrales sindicales siguen lideradas por hombres, el PCE también, ERC también...
Soy de los convencidos de que aún falta mucho para que hombres y mujeres seamos realmente tan iguales como establece la Constitución, y que unas veces es la sociedad la que va por delante de las leyes, y otras es al revés, es preciso hacer leyes para impulsar el equilibrio.
Ahora bien, no se puede obligar a que una empresa tenga igual número de directivos hombres que mujeres, lo que ha de hacerse es promover las condiciones para que así sea, porque tampoco puede obligarse a un centro escolar a que tenga igual número de profesores que de profesoras,, o que la redacción de un medio tenga ese mismo baremo (y lo dice quien ha dirigido medios en los que siempre el número de mujeres ha sido muy superior al de hombres)… y no, no se trata de considerar que las mujeres que lleguen a ese puesto sean “floreros”, porque el número de hombres “florero” solo ha descendido desde que han entrado las mujeres valiosas y les han desplazado. La historia de la política está plagada de hombres "florero", como en el mundo empresarial y en cualquier faceta de la vida; hombres que están donde están por su apellido, por corresponder a la cuota territorial o ideológica.
¿Por qué la igualdad en los puestos directivos nada más? ¿Y si la empresa solo tiene tres empleados, o número impar? ¿Esa ley supondría que una empresa con dos hombres accionistas mayoritarios y una accionista minoritaria, ella tendría que ser la presidenta? ¿Y en un hospital la igualdad estaría en la dirección, o en todos los niveles? ¿Y si no hay celadoras suficientes? ¿Y si lo que no hay son hombres suficientes? ¿Habría que dejar de contratar enfermeras para meter enfermeros, y dejar de contratar hombres médicos para hacerlo con mujeres médicos?
¿Y por qué no trasladar esa igualdad a las razas? No en vano el paro entre los gitanos es mucho más elevado que entre los payos.
Es verdad que las cuotas pueden resultar a veces rechazables, pero se han demostrado con una vía eficaz para que la mujer amplíe su presencia en la política, pero una vez logrado eso, a partir de ahí no se entiende que haga falta imponer nada más. El mundo real -la política es una ficción en gran medida- son muchos más los condicionantes, y no siempre se pueden ser resolver por decreto, y menos cuando tenemos la experiencia de cómo maneja el BOE este PSOE y Unidas Podemos. El remedio, ya digo, puede ser peor que la enfermedad.
Para los liberales, la igualdad no es algo que se impone al final, sino que ha de irse fraguando al principio, hay que ir al origen de la desigualdad, y propiciar las condiciones para que acabe siendo así.
Que el Gobierno de Sánchez esté lleno de mujeres no lo hace mejor, y el problema no son ellas –que son el resultado final-, sino él, que es quien las puesto colocado. Por eso hay que ir al origen de la desigualdad y actuar desde ahí, y no lo duden, el mundo se irá reajustando.