El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha decidido asumir el coste político de perder algunas comunidades autónomas y ayuntamientos en las elecciones del 28 de mayo, con el objetivo de presentarse como el único garante de la estabilidad y la moderación frente a los pactos entre el PP y Vox.
Según fuentes de la Moncloa, Sánchez considera que la derrota en algunos territorios tradicionalmente socialistas, como La Rioja, Baleares o Castilla-La Mancha, puede ser un mal menor si sirve para movilizar a su electorado en las próximas elecciones generales, previstas para diciembre.
El líder del PSOE confía en que la imagen de un mapa azul teñido de verde por la influencia de Vox genere un efecto de rechazo entre los votantes progresistas y moderados, que vean en Sánchez la única alternativa viable para evitar que la ultraderecha condicione la política nacional.
Así, el presidente estaría dispuesto a sacrificar a algunos de sus barones más críticos con su gestión, como Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha o Francina Armengol en Baleares, que podrían perder el poder si el PP logra sumar con Vox y Ciudadanos.
También asume que Concha Andreu dejará de ser presidenta de La Rioja tras solo dos años al frente del Ejecutivo regional, al no poder reeditar el pacto con Podemos e Izquierda Unida que le permitió desbancar al PP en 2019.
Sánchez espera compensar estas pérdidas con la victoria en otras comunidades donde el PSOE gobierna en minoría o con socios inestables, como Aragón, Asturias o Canarias. Además confía en mantener el control de las principales ciudades del país, como Madrid, Barcelona o Valencia.
El presidente cree que su estrategia tendrá éxito si consigue trasladar a la opinión pública el mensaje de que el PP y Vox representan una amenaza para la convivencia, la democracia y el Estado de bienestar. Para ello, se apoyará en los logros económicos y sociales de su Gobierno, como la subida de las pensiones, el aumento del salario mínimo o la gestión de los fondos europeos.
Sánchez también intentará aprovechar el protagonismo que tendrá durante el segundo semestre del año como presidente de turno de la Unión Europea, lo que le permitirá exhibir su sintonía con los principales líderes europeos y contrastarla con la imagen aislacionista y euroescéptica de Vox.
El presidente confía en que esta estrategia le permita revalidar su mayoría absoluta en el Congreso junto a Unidas Podemos y los partidos nacionalistas e independentistas. Sin embargo, algunos sectores del PSOE advierten del riesgo de perder apoyos entre los votantes moderados y centristas que podrían decantarse por otras opciones como Ciudadanos o Más País.