La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, ha sorprendido a Europa con una medida drástica para frenar la llegada de inmigrantes irregulares a sus costas: declarar el estado de emergencia migratoria durante seis meses. Esta decisión le permite suspender algunas leyes de acogida y acelerar los procesos de identificación y expulsión de los que no tengan derecho a quedarse en el país.
La medida ha sido interpretada como una treta política de Meloni, que hace una semana había mostrado su disposición a colaborar con España en materia migratoria, en una reunión con el presidente Pedro Sánchez en Roma. Sin embargo, al declarar la emergencia migratoria, Meloni pretende desviar la presión migratoria hacia España y Grecia, justo cuando Sánchez asume la presidencia rotatoria de la Unión Europea.
Según fuentes del Gobierno italiano, la emergencia migratoria se ha declarado ante el aumento excepcional del flujo migratorio por la ruta del Mediterráneo, que ha traído a más de 3.000 personas en tres días. El Ejecutivo ultra de Meloni ha destinado cinco millones de euros para reforzar las estructuras y sistemas de acogida y expulsión, y ha dado más poder a las regiones y municipios más afectados por las llegadas.
La declaración de emergencia migratoria coincide con la negociación del Pacto europeo de Migración y Asilo, que busca una solución común y solidaria al desafío migratorio. Meloni ha criticado duramente este pacto, al considerarlo insuficiente e injusto para Italia, y ha exigido más cooperación y responsabilidad a los países de origen y tránsito de los inmigrantes.