La descontaminación de las tierras contaminadas con plutonio y americio en Palomares (Almería) es una asignatura pendiente desde hace 57 años. Sin embargo, tras la reunión la pasada semana del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el mandatario estadounidense, Joe Biden, se ha activado la limpieza de 50.000 metros cúbicos de tierra y la retirada de los restos resultantes de la remediación. El delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, ha indicado que ya se han definido los equipos técnicos en España y en EEUU que van a trabajar en este proyecto y que hay una intención clara e inequívoca de ambos gobiernos por resolver el problema.
El origen del problema se remonta al año 1966, cuando dos aviones militares estadounidenses colisionaron en el aire y provocaron la caída de cuatro bombas nucleares en la zona de Palomares. Aunque no hubo explosión nuclear, dos de las bombas se rompieron y liberaron material radiactivo sobre el terreno.
Desde entonces, se han realizado varios estudios y acuerdos para limpiar la zona afectada, pero ninguno se ha materializado hasta ahora. El último intento fue en 2015, cuando se firmó un memorándum de intenciones entre los dos países para trasladar la tierra contaminada a un depósito en Nevada (EEUU). Sin embargo, este acuerdo quedó paralizado por la falta de voluntad política y presupuestaria.
La reunión de Sánchez y Biden ha supuesto un impulso decisivo para reactivar este acuerdo y avanzar en la solución definitiva del problema. Según ha explicado el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, ambos líderes han mostrado su compromiso con la descontaminación de Palomares y han dado instrucciones a sus respectivos equipos técnicos para que trabajen conjuntamente en el proyecto.
Según Fernández, los equipos técnicos que se encargarán de la descontaminación de Palomares ya se han definido tanto en España como en EEUU. Estos equipos estarán formados por expertos en materia nuclear, medioambiental y logística, que tendrán que coordinarse para llevar a cabo las tareas necesarias.
Entre estas tareas se encuentran la delimitación exacta del área contaminada, la medición de los niveles de radiactividad, la selección del método más adecuado para extraer la tierra contaminada, el transporte seguro de los residuos hasta el depósito final y el seguimiento del impacto ambiental.
La descontaminación de Palomares no solo es una cuestión de seguridad y salud pública, sino también de desarrollo económico y social. Al eliminar el estigma que pesa sobre la zona desde hace décadas, se podrían impulsar actividades como el turismo, la agricultura o la pesca, que generan empleo y riqueza para los habitantes de la comarca.
Además, la descontaminación de Palomares supondría un ejemplo de cooperación internacional entre España y EEUU, que demostraría su responsabilidad y compromiso con el medio ambiente y el desarme nuclear. Asimismo, se contribuiría a restaurar la confianza y el prestigio de las instituciones públicas, que han sido cuestionadas por su gestión del caso.
Por todo ello, la descontaminación de Palomares es una oportunidad histórica para cerrar una herida abierta desde hace más de medio siglo y para dar un paso adelante hacia un futuro más limpio y próspero para todos.