El debate de InteralmeríaTV vino a confirmar la inutilidad de este formato. Más bien, resulta pernicioso para los que asisten, ufanos y atrevidos, y exhiben su mediocridad con balcones a la calle. En este tipo de eventos gana quien no está. El ausente no evidencia sus posibles limitaciones, y su presunta valía se limita a la propaganda electoral, que deja margen a la imaginación, según sea más o menos severa u obsequiosa.
Me declaro afín al cara a cara. Esto de los debates tumultuosos es el epítome de un afanoso equipo de asesores que creen asestar sentencias, ideas fuerza y alambicada brillantez en un discurso absolutamente acotado y encorsetado. No existe contraste improvisado y, por ende, sinceridad. El producto procesado siempre contiene aditivos y, sobre todo, emulgentes que sirven de espejismo como hace la levadura que sube el bizcocho.
A un debate hay que ir con estrategia y determinación. Hay que ponerse en la piel del contrincante, conocer sus argumentos y, según convenga, tener el extintor preparado para sofocar los discursos incendiarios y las ocurrencias populistas, que son las que suele comprar un público poco avisado.
Me resultó muy pasiva y condescendiente la candidata del PP cuando los candidatos del PSOE y de la extrema izquierda coincidían en las bondades del rescate de todos los servicios municipales. Bastaba con recordarles a ambos que gobernaron manteniendo unos pésimos servicios municipales con gestión directa y, cuando fueron sobrepasados por su inutilidad e ineficacia, fueron ellos, socialistas y comunistas, los que urgieron la gestión privada de todos los servicios; eso sí, exigiendo a las empresas privadas la subrogación de sagas de sindicalistas, militantes, simpatizantes y demás familia que colonizaron las contratas con la promesa de la paz social y cierto nivel de “comprensión” en algunas deficiencias e incumplimientos de los pliegos de condiciones.
Tampoco entiendo la obstinación de VOX en la furibunda crítica hacia el PP. Resultaba idílica la convergencia entre PSOE y la extrema izquierda. Por el contrario, VOX fijó su objetivo en un adversario que se antojaba acérrimo enemigo cuando su indeclinable destino es entenderse con su ideología primigenia, pues VOX nace del PP y desembocará en el PP. Mucho hablar del voto útil… y quien mejor lo maneja es la inutilidad de la izquierda.
Algunas propuestas de la campaña no aparecieron con la resonancia y pompa con las que fueron anunciadas. Me refiero a la propuesta de VOX para dejar gratis la Zona Azul del centro, y así fomentar el comercio. Quizá entendieron que eso de la gratuidad es un fracaso. Lo que resulta gratis se administra bien en una sociedad educada, responsable y concernida con lo público. Por el contrario, una sociedad educada (mal educada) en la confrontación, la revancha y la irracional insidia no podrá hacer buen uso de los bienes comunes. En estos ambientes de depredación y mala leche, la gratuidad es una invitación al abuso y el pillaje.
Tampoco oí hablar con amable delectación de la “ronda amable”; nuevo género literario que ronda la fábula y la prosopopeya atribuyendo características amables al asfalto y el adoquín. Dice el PSOE que quiere convertir la carretera de Ronda en un carril de subida, otro de bajada y un tercero, central, para accesos laterales; vamos, lo que se dice un discurso longitudinal con soluciones transversales. Lo transversal pone mucho a la sostenibilidad integradora, inclusiva, periurbana, verde y feminista. Y esto lo quieren hacer (dejar un carril en cada sentido) en una vía principal de acceso a Bola Azul, Hospital Torrecárdenas y Parque de Bomberos. Imaginen una situación de emergencia con semejante embudo. Por esto, y por otras muchas cosas, piensen bien a quienes les conceden el voto. Algunos quedan evidentemente descartados por la inutilidad y peligrosidad de sus ocurrencias.