Opinión

Jarrones chinos en campaña

(Foto: malasombra).
Rafael M. Martos | Domingo 16 de julio de 2023

Los ex presidentes del Gobierno se han convertido en los protagonistas involuntarios de la campaña electoral de las elecciones generales del 23 de julio, con un éxito más que discutible. Así, el PP de Alberto Núñez Feijóo ha contado y cuenta con José María Aznar y Mariano Rajoy, y el PSOE de Pedro Sánchez, con José Luis Rodríguez Zapatero, porque a Felipe González ni está ni se le espera.

[publicidad:866]

El caso es que no está muy claro qué pretenden conseguir con esta exhibición de jarrones chinos que no siempre hacen bonito y que se pueden romper en cualquier momento.

Y es que Aznar, por ejemplo, es el mismo que se tragó lo de las armas de destrucción masiva para meternos en la guerra de Irak, o el que tuvo a un delincuente como Rodrigo Rato de ministro de Hacienda y era su preferido para sucederle, y qué decir de Rajoy, a quien le colaron las urnas del referéndum ilegal, pero qué podemos decir de Zapatero, el que negó la crisis pese a tenerla encima, y despilfarró con el famoso plan E.

[publicidad:866]

En los tres casos podríamos seguir recordando cosas negativas, y sí, también positivas (el resurgimiento económico con Aznar, la no intervención de las cuentas públicas por la UE con Rajoy y... de Zapatero, bueno, mi mejor recuerdo es que prohibió el tabaco en los locales públicos y quitó la publicidad de TVE... algo es algo), pero estoy convencido de que no ayudan a los actuales líderes en su intención de captar nuevos votantes, puesto que si son personas que antes no votaron al PP o al PSOE, es porque esos presidentes no les decían nada o lo que les decían era negativo.

Pero de todos ellos, quien ha entrado con más intensidad es Zapatero, y la pregunta es por qué.

[publicidad:866]

¿Será porque tiene nostalgia de su época dorada y esta nueva atención de los medios de comunicación le inspira? ¿Será porque quiere reivindicar su legado en temas como memoria democrática, lgtbi o igualdad, ahora llevados al extremo? ¿Será porque le debe algún favor a Sánchez, tal vez relacionado con Venezuela, donde se ha hecho un incondicional del régimen de Maduro? ¿O será al revés? ¿O será exceso de tiempo libre?

Pero si esa pregunta es clave, no lo es menos la de por qué el presidente Sánchez se oculta tanto durante la campaña, hasta el punto de que ZP parece el auténtico candidato. Casi la mitad de la campaña electoral no contará con presencia de Sánchez, que acabará teniendo actos en menos de media docena de ciudades si las cosas no cambian.

[publicidad:866]

¿Será porque tiene miedo a que se les cuele algún crítico y les boicotee? ¿O será temor a que su implicación en la misma acabe derivando hacia un resultado como el del 28M?

Sea como sea, lo cierto es que los jarrones chinos están ocupando un espacio que debería ser para los candidatos actuales, y eso puede tener consecuencias imprevisibles porque dan lugar a que la memoria del adversario se reactive, y entonces corran ríos de tinta contando lo peor de cada casa.

[publicidad:866]

Quizás algunos votantes se sientan atraídos por la nostalgia o la curiosidad, pero quizás otros se sientan decepcionados o irritados por la falta de renovación o la interferencia.

Lo sabremos dentro de una semana, cuando se abran las urnas y se cuenten los votos. Entonces veremos si los jarrones chinos han sido un acierto o un error. Y si se han roto o no. O si algunos tienen una flor.


Noticias relacionadas