Corría el año 1824 cuando los liberales enviados por poderes extranjeros contra Fernando VII, auspiciados por la masonería, no lo olvidemos, desembarcaron en las costas andaluzas y, en concreto, en nuestra buena tierra de Almería. Cuando su plan de traición al rey falló, fueron fusilados. Algunos interpretan la historia de otra manera y les concede, a estos felones, el título de “Mártires de la libertad” al suponer que murieron por proclamar la libertad de la Constitución de 1812.
Este más que interpretable hecho histórico tiene en Almería, en concreto en la Plaza Vieja, su representación monumental en la figura de un cenotafio al que conocemos como “El Pingurucho”. La presunta hazaña de “Los Coloraos” está tan dulcificada que produce subidas de azúcar al historiador más novel.
Como político considero que sí debemos conservarlo y sí debemos respetar esa memoria histórica a pesar de todo. Es el símbolo de un tiempo que marcó el futuro de España. Sin embargo, nada pinta en la Plaza Vieja que representa a la Constitución española de 1978.
Todos queremos una Almería más limpia, sin pintadas en las paredes y sin basura por las calles. Sin embargo, los elementos estéticos urbanos también deben cuidarse y, “El Pingurucho” es un monumento poco bonito. Alguien tenía que decirlo en voz alta. Rompe con la estética de la Plaza y eso lo sabemos los almerienses.
No digo que el gigantesco esperpento liberal no deba estar en Almería, digo que no debe estar en la plaza de la Constitución por estética. ¿Es necesario tenerlo en el centro de la Plaza Vieja? La respuesta es no, podría estar en cualquier otro sitio y no pasaría nada. El problema es que este monumento es la excusa de unos y otros políticos para presumir de ser más constitucionalistas que nadie.
No he querido entrar en la historia nada más que para indicar brevemente quienes eran los “coloraos”. La verdad es que dicho de forma coloquial, fueron corridos a gorrazos. También ocurrieron hechos similares en la vecina Roquetas de Mar. Ni a defender la libertad ni a liberarnos de un Rey que, sí, era un botarate y ya se ha dicho todo sobre él, pero que hay poco de realidad por parte de quien quiere hacer reconstrucción de esta parte de la historia. Por cierto, por ahí se encuentra un conocido político almeriense a la cabeza de la Memoria histórica, el mismo que como alcalde quiso rebautizar la feria como “Feria del Mediterraneo”, apartando nuestra Virgen del Mar, la gran protagonista de nuestra feria.
Hablemos claro, el Pingurucho importa un bledo. Lo que les interesa es el postureo democrático al que nos tienen acostumbrados. Los de siempre haciendo lo de siempre.