Opinión

Por España, elecciones generales

(Foto: malasombra).
Rafael Leopoldo Aguilera | Lunes 02 de octubre de 2023
Tras la investidura fallida de Feijóo a la presidencia del gobierno de España por una derecha nacionalista reaccionaria y una izquierda comunista ignorante han dado lugar, salvo que hubiese nuevas elecciones, a dar por finiquitado al “régimen del 78” por congresistas vanidosos, soberbios y presumidos, que no han conocido ni han hecho el más mínimo esfuerzo en analizar y valorar el consenso que se realizó en la Transición para llegar a un proceso constituyente, que atendiera a los intereses de toda España, dejando atrás los aires de división entre españoles, que nos llevaron a la guerra civil y, tras la misma, a una larga dictadura política.

Quienes hemos idealizado la Transición política y la Constitución Española de 1978, siempre hemos pensado que, si bien, fue obra de políticos de gran altura de miras, hombres y mujeres de Estado, a pesar de los encontronazos dialécticos en las Cortes Generales, muchos de ellos procedían del anterior régimen, fue el pueblo español quien se mantuvo atento a todo cuanto acontecía, en momentos muy críticos debidos al terrorismo de ETA y al posicionamiento inmovilista de una parte de la derecha, que ante la incertidumbre, entre otras causas, impulsaban la continuidad del Movimiento Nacional.

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Y lo que ha ocurrido en la primera y segunda votación de la investidura de Feijóo es la pérdida de valores en la izquierda, instalándose en la mentira y la aceptación de la contradicción. Que nunca pactarían con Podemos y pactaron. Que nunca aceptarían la amnistía para quienes dieron el golpe de estado fallido entre marzo del 2015 y octubre de 2017, y en eso están, como envolver este despropósito para que cale en las humildes gentes de este país.

Para finalizar, si no se remedia con las urnas, a conceder la autodeterminación mediante un sutil referéndum en Cataluña y Vascongadas. Después vendrán otras regiones al estilo de la I República, que se estructuró España en un cantonalismo de difícil caminar cívico-social en el tiempo. No se puede seguir permitiendo que un político mienta y no suponga su final político, al revés, ahora no pasa nada, y continúan, aún con más prepotencia y soberbia, degenerándose la vida política a límites de disparates, siendo los ciudadanos los únicos en aguantar una situación que nos llevará no más tardar al ostracismo.

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Qué ha pasado en esa izquierda socialista de Julián Besteiro o Indalecio Prieto, de Felipe González o Alfonso Guerra, de Javier Solana o Nicolás Redondo, de Bono o García Page, y muchos otros de antes y ahora, en cuyos discursos con sentimentales palabras impregnadas de emoción llevaban y llevan a España en el corazón y hasta el tuétano y desde sus huesos como un proyecto de convivencia interterritorial

No, no queremos, ni que se conceda amnistía a los que intervinieron en el golpe de estado en Cataluña atajado por la intervención televisiva del Jefe del Estado, S.M. El Rey Felipe VI, porque no solo, no se han arrepentido del ilícito penal, sino que van a seguir impulsando la idea de fragmentar a España con unas reglas de juego político jurídico que no se encuentran recogidas en la Constitución de 1978. Esperemos y desearemos, que el Tribunal Constitucional no se convierta en una hipotética tercera Cámara y avale este sin sentido político.

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En fin, aunque sea con el espíritu navideño, tengamos unas nuevas elecciones generales ante esta situación anómala a nivel nacional de faltar en el cumplimiento de las obligaciones de la Constitución, ya que sabemos en donde están situados cada uno de los actores de la opereta. Paz y Gloria.


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