Opinión

Con Zapatero empezó todo

Antonio Felipe Rubio | Miércoles 18 de octubre de 2023

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Los que hemos padecido las décadas de corrupción e inutilidad del PSOE de Andalucía conocemos las carencias en servicios básicos como sanidad, educación, medio ambiente… y, en especial, las infraestructuras básicas para el desarrollo de la provincia. A pesar de la Junta del PSOE, la provincia ha podido sortear los principales obstáculos para el progreso. Políticos sectarios, lacayos de la servidumbre ora Sevilla, ora Madrid, han progresado medrando en aras de sus intereses y orillando las necesidades de la provincia bajo el espejismo “de lujo”, “2.0”, “imparable” e infinidad de logotipos, eslóganes, oKurrencias y mamandurrias.

La potencialidad de la provincia ha logrado sortear tantas frustraciones, trampas, engaños, retrasos y trampantojos que han detenido las obras, demorar objetivos, perder oportunidades de negocio… En definitiva, la Junta de Andalucía (PSOE) ha sido el mayor factor limitante para el desarrollo de Almería. Ahora, cuando hay otro gobierno y una diferente gestión, no sólo se advierte la enorme diferencia respecto del fracaso socialista, también nos lamentamos por el tiempo perdido y las oportunidades que pasaron de largo en una sociedad pastueña con el poder, timorata ante los poderosos, y servil ante una obsequiosa administración que okupó y nutrió los espacios intersticiales más sensibles de instituciones, asociaciones, medios de comunicación afectos y, como se suele decir, la gilipolluá del mundo de la empresa, la sociedad civil y la cultura; o sea, los tiralevitas de guardia.

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Ahora, cuando acaba de inaugurarse una nueva red de abastecimiento combinado de pozos y desalinizadora, viene el PSOE a criticar el retraso de la EDAR de Cabo de Gata. Vergüenza tenía que darle a un PSOE que ha conocido a altos dirigentes locales y provinciales que se solazaban en aquel “Cabico” de largas sobremesas al dominó y destilados en un chamizo pestoso, caminos intransitables, basuras amontonadas, sin agua corriente y, por supuesto, sin EDAR ni puñetera intención de ponerla en marcha.

Este era el PSOE que defendía el trasvase del Ebro como argumento irrenunciable del Plan Hidrológico Nacional. El multiconsejero Martín Soler dijo defender el PHN en una gran manifestación de agricultores en Valencia; asunto a estudiar por la bilocación paranormal, pues a esa hora y ese día se le localizó en un restaurante de Benecid, Fondón (Almería, España) Aznar vino a inaugurar la primera tubería del trasvase en El Saltador y, aunque el PSOE ya sabía que Zapatero lo derogaría si ganaba las elecciones, había que engañar a los almerienses y emponzoñar la campaña. Manuel Chaves, que acudió a Málaga para inaugurar el Museo Picasso, vino echando leches para reinaugurar el trasvase esa misma tarde, y dijo: “Lo más importante no es esta primera, sino la última tubería de esta gran obra para Almería”. Todo un poeta.

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Aquel y este PSOE fueron los culpables de la pérdida de oportunidades y el posterior encarecimiento del agua. Cristina Narbona, inolvidable y perniciosa para los intereses de Almería, nos advirtió de que las desaladoras eran el futuro. “El trasvase del Ebro es una burra muerta”, Martín Soler dixit. Cámara de Comercio, Asempal, sindicatos, medios de comunicación y políticos de todos los colores que pasteleaban entre sí concluyeron en evacuar conclusiones en la Mesa de las Infraestructuras: “El agua deja de ser un problema en Almería. Habrá agua de calidad, barata y para siempre”. Acto seguido, llegaron las elecciones, ganaron, y con Zapatero empezó todo.


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