Opinión

¿Dónde ha vivido la presidenta del Congreso hasta ahora?

(Foto: malasombra).
Rafael M. Martos | Sábado 02 de diciembre de 2023

En el marco solemne de la inauguración de la XV legislatura, la presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, nos regaló unas palabras que, sin duda, merecen ser analizadas con detenimiento. La idea fuerza: "Avancemos de una vez hacia una democracia en la que nos comprendamos todos. Una democracia mejor y más participativa."

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Pero, ¡oh sorpresa!, surge una pregunta incisiva: ¿Dónde ha vivido la señora Armengol en los últimos 45 años, esos mismos que cumplirá la Constitución la próxima semana? ¿En qué país ha residido durante todo este tiempo para proponer, como una epifanía recién descubierta, que avancemos hacia una democracia donde todos nos comprendamos?

La declaración de la presidenta nos sumerge en un viaje temporal en el que, al parecer, hemos estado viviendo en una democracia incomprendida durante casi medio siglo. Uno no puede evitar preguntarse si la señora Armengol ha estado viviendo en una realidad paralela, ajena a los avances y desafíos que ha experimentado la democracia en España desde la aprobación de la Constitución.

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Pero, más allá de la incredulidad ante esta revelación tardía, surge otra interrogante: ¿Por qué no desarrolló esta brillante idea antes? ¿Por qué no aprovechó la oportunidad para explicarnos en qué consiste exactamente ese "avancemos hacia una democracia más participativa"? Tal vez se nos escapó la parte del discurso en la que ofrecía soluciones concretas y propuestas para mejorar nuestra democracia.

La llamada a la participación, en abstracto, suena esperanzadora, pero nos deja en la penumbra sobre los detalles. ¿En qué sentido propone mejorar la democracia la tercera autoridad del Estado? ¿Es que la actual es tan defectuosa que necesitamos un cambio radical? La ambigüedad en sus palabras nos deja con más preguntas que respuestas.

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Y claro, la precaución de la presidenta para evitar malinterpretaciones no pasa desapercibida. ¿Realmente estamos en riesgo de malinterpretar sus palabras o es una táctica para evitar profundizar en el contenido de sus propuestas? ¿O acaso esta es la manera correcta de interpretar lo que quería decir la señora Armengol?

En conclusión, mientras celebramos el aniversario de nuestra Constitución, cabe reflexionar sobre la peculiar visión de la realidad de la presidenta del Congreso y preguntarnos si, en lugar de avanzar hacia una democracia "mejor y más participativa", necesitamos primero entender en qué democracia ha vivido ella durante estos últimos 45 años. ¿Será este el inicio de una nueva era democrática o simplemente una expresión de buenos deseos sin fundamentos sólidos?


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