Hace falta otro 4D, otro salir a la calle todos juntos a reclamar lo nuestro, lo que por derecho histórico y en justicia nos pertenece.
Aquel 4D de 1977, aquella manifestación que recorrió todas las tierras andaluzas y doblegó al PSOE y a la UCD que pactaban con los nacionalistas del norte un desarrollo autonómico con un absoluto desprecio a la historia y a la identidad andaluza, fue un momento en que los políticos se vieron arrastrados por el pueblo, por lo que ahora se llama pomposamente “sociedad civil”.
Hace más de cuatro décadas, el pueblo andaluz salió a la calle a reclamar su autonomía plena, para lo que debía ser ser reconocido como una nacionalidad histórica, y así expresó su voluntad firme de no ser relegados en la configuración del Estado de las Autonomías.
Fue el 4 de diciembre de 1977 una fecha que marcó un hito en la historia de Andalucía, y que demostró la fuerza de la conciencia andaluza, el día en que la bandera verdiblanca volvió tras siglos de guerras a llenar las calles esperanza.
Aquel 4D fue posible gracias a la movilización de la sociedad civil, que se adelantó a los partidos políticos, que estaban en otras cosas, y les obligó a rectificar sus planes de dejar a Andalucía relegada a una autonomía de segunda categoría, sin las competencias ni los recursos que se otorgarían a otros territorios.
Aquel 4D fue también el resultado de la valentía de algunos políticos andaluces, que se enfrentaron a sus propias direcciones estatales y defendieron los intereses de su tierra por encima de los de sus siglas. Frente a aquellos héroes, quedaron retratados para siempre como traidores Felipe González y Alfonso Guerra, que se burlaban sistemáticamente de nuestro derecho a la autonomía.
Cuando se cumplen 46 años de aquel 4D, Andalucía vuelve a estar en una encrucijada. El debate territorial se ha reabierto en España, y los mismos de entonces, como resultado de la precaria coyuntura electoral del PSOE, utilizan la amnistía y la amenaza de independencia como cortina de humo para su objetivo político real, y que no es otro que incrementar sus privilegios, marcar distancias económicas, pero también sociales, y por supuesto políticas.
Lo hacen con la complicidad de algunos partidos estatales, que además dicen ser de izquierdas, pero que están dispuestos a romper principios como la igualdad y la solidaridad.
Ante esta situación, en el Parlamento de Andalucía vemos una oposición -la oposición al PP, que es parte del Gobierno central a su vez- rendida, sumisa, dispuesta a tragar con lo que haga falta con tal de no incomodar al señorito de Madrí... pero también tenemos un Gobierno autonómico y que debe ser autónomo, dispuesto a no caer en la trampa de usar nuestra tierra como ariete contra otras, que debe defenderla por sí, y la pregunta es si le temblará el pulso.
Porque si para algo sirve tener un gobierno autonómico y un Parlamento, es para que defienda nuestros intereses, por tanto, ese gobierno y ese parlamento deberían ser quienes encabezaran la respuesta al desafío.
Por eso, Andalucía necesita otro 4D. Otro día en que el pueblo andaluz se levante y diga basta. Otro día en que la sociedad civil tome la iniciativa y exija a los partidos políticos que defiendan los intereses de Andalucía. Otro día en que los políticos andaluces se atrevan a plantar cara a sus jefes de Madrid.
O un pueblo capaz de volver a hacerlo.