La oposición al Gobierno de Pedro Sánchez está que trina. No soporta la humillación que, según ellos, sufre España a cuenta de que las negociaciones entre el PSOE y Junts cuenten con un "mediador internacional" y se hagan en Suiza, y que se haya establecido otro mediador entre el PSOE y ERC con fines prácticamente idénticos. Claman al cielo por la injerencia extranjera, por la cesión al independentismo, por el desprecio a la “soberanía nacional”. Se rasgan las vestiduras por la dignidad de España, que queda mancillada por la presencia de unos intermediarios que no pintan nada en un asunto interno.
Pero la oposición, y por oposición me refiero principalmente al PP, pierde la ocasión de enfocar correctamente el tema. En realidad no es el Estado español quien resulta cuestionado por la elección de un mediador o varios mediadores, sino el propio PSOE de Pedro Sánchez. Al margen de que lo que las partes negocien nos afecte a todos, y eso será cuando pase el trámite parlamentario, quien sale humillado en realidad es el propio PSOE, porque la existencia de mediadores demuestra que ni Junts ni ERC se fían del PSOE, es decir , que ni que los socios de Sánchez se creen a Sánchez. No es el Estado español quien negocia, ni son representantes oficiales del Gobierno, son dirigentes de un partido con dirigentes de otro, y una de las partes humilla a la otra imponiendo un mediador porque no se fía. Y luego está que Junts y ERC no se fían tampoco entre ellos y prefieren negociar por separado, y también el PSOE traga.
Así que el PP debería dejar de llorar por España y centrarse en criticar al PSOE, que es quien realmente está haciendo el ridículo. Porque si el PSOE necesita un mediador para hablar con sus socios, ¿qué confianza puede tener el resto de los españoles en su capacidad para gobernar? ¿Qué garantías hay de que cumpla sus compromisos, si no es capaz de mantener una relación fluida y directa con quienes le apoyan? ¿Qué credibilidad tiene su discurso, si se contradice con sus actos? ¿Qué autoridad tiene su liderazgo, si se deja ningunear por sus aliados?
El PP debería aprovechar esta oportunidad para enfocar por ahí su crítica, no patalear por la humillación a España, que no existe, porque ERC y Junts no es que no se fíen de España, es de quien no se fían es del PSOE.
Es posible que el PP entienda que, estratégicamente para rebañar votos a su derecha, explotar el discurso de la humillación a España sea efectivo, pero tal vez debería plantearse si no lo es mucho más ceñirse a unos hechos que son graves por sí mismos.
Y es que lo importante no es si hay un mediador o dos, o si se negocia en un lugar u otro, sino el resultado de esa negociación y cómo nos afecta al conjunto de la ciudadanía y de los territorios.
Da igual si la negociación entre el PSOE y Junts se hace en Cuenca y sin mediador, si al final hay amnistía y control del poder judicial por parte del Ejecutivo, y ahí es donde el PP debería enfocar su respuesta y su alternativa.