Opinión

De aguas y otras leyendas

(Foto: malasombra).
Juan Torrijos Arribas | Miércoles 20 de diciembre de 2023

Lo de la potabilidad del agua que beben los almerienses va por barrios. En el Andarax, donde una lámina de agua lleva el río que le da nombre al valle desde hace más de quince días, y que se pierde, algunos dicen que lo hace en los pozos de la Calderona, otros, simplemente que se pierde bajo la tierra y los guijarros del propio río. Durante algunas semanas cuando no era uno, era otro el pueblo del que se decía que el agua no era potable. Consejos algo inútiles desde los responsables, más bien parecían sacados del libro gordo de petete, la cuba en la plaza, dos días de susto y al final te dicen que el agua ya es buena, que puedes seguir bebiéndola. Y lo haces. Te fías de lo que te dice el político de turno, al que ha dado la orden el técnico, que es de imaginar es el que sabe de aguas y a beber se ha dicho.

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El agua viene de los mismos pozos, no ha llovido con fuerza, pero la magia se ha hecho presente y se ha vuelto potable. No se ha convertido en vino, nos hubiera gustado infinitamente más, pero no es cosa de quitarle el milagro al que lo hizo en la lejana boda de Caná en Galilea, se puede enfadar, y con Francisco mandando en Roma, se puede esperar cualquier reacción.

En estos días es a la capital a la que le ha tocado el sambenito de que hay barrios donde el agua que llega a los grifos no es potable. Y lo que es un problema de salud y consumo de los vecinos, los políticos se aprovechan y lo convierten en un problema entre ellos. De oscuridades y opacidades en la gestión por parte del gobierno municipal. No tardó la señora Valverde en salir a darse un baño en las mismas, y denunciar las sombras de María del Mar en el servicio. Y encima, decimos nosotros, se estudia una subida, que algo asustado el equipo del Pp tras el Ibi, ha preferido dejarlo para más adelante, pero subirá el recibo del agua, todo a su tiempo.

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La alcaldesa nos dijo que el aguade Almería es de buena calidad, y que se buscaba una solución para estos barrios. Ella que iba a decir. Vagas escusas, palabras que se las lleva el viento, que se entienden y que tienen que pronunciar los políticos cuando se les ha presentado un problema, y el agua en los grifos de esos barrios de Almería se ha convertido, como ocurrió en los pueblos del Andarax, en un problema. María puso buenas palabras, no podía hacer otra cosa, si hubiera tenido poder, como aquel invitado especial en la boda de Galilea, aquellos grifos les hubieran dado a los vecinos un vinillo blanco de Almería digno de las mejores mesas. Pero no tienen esa suerte.

En dos días, quizás tres, nos dirán que el agua ya es potable, un técnico lo avalará con su informe y volveremos a confiar a la hora de abrir los caños. Y los políticos dejaran de pelear por el agua. La próxima vez que haya problemas con la potabilidad de la que nos llega a los hogares, que acuda alguien con poderes y nos convierta el agua de los grifos en vino, le estaríamos más agradecidos. Pero no se quejen tenemos todas clases de agua: con arsénico, con radioactividad y desalada. ¿Cuál le gusta más?

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¿Y si nuestra Cristina Calvache, del mismo pueblo que la señora Valverde, tuviera ese poder? Habrá que hablar con ella. Su vino blanco es todo un lujo en cualquier boda.


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