Opinión

Movilidad y buena voluntad

(Foto: malasombra).
Rafael M. Martos | Martes 26 de diciembre de 2023

En un loable esfuerzo por fomentar la movilidad sostenible entre los escolares, la alcaldesa de Almería, María de Mar Vázquez y el concejal Antonio Jesús Casimiro han puesto en marcha la iniciativa “Al cole a pie y en bici”. Una noble causa que destapa una realidad incómoda: uno de cada tres escolares va y regresa al colegio en automóvil, a pesar de que el 73% vive a menos de 3 kilómetros de distancia.

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Esta estadística reveladora podría pasarnos desapercibida si no fuera por la experiencia personal de muchos padres, entre ellos yo mismo. Mi hija, estudiante de un instituto ubicado a poco más de un kilómetro de casa, se ve obligada a utilizar el autobús escolar. ¿La razón? La ausencia de aceras, o cunetas y una iluminación adecuada en el trayecto. Las mañanas de invierno se vuelven especialmente desafiantes, con la oscuridad acentuada por la falta de farolas.

Aunque mi hijo, quien asiste a la universidad a tres kilómetros de casa, ha optado por la bicicleta como medio de transporte, no es un camino exento de dificultades. La ausencia de un carril-bici y la inexistencia de aceras o cunetas seguras hacen que cada viaje sea una aventura peligrosa. La falta de iluminación complica aún más las cosas, especialmente en estas frías mañanas invernales.

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Antes de incentivar a los estudiantes a ir andando o en bicicleta, es crucial abordar las condiciones de infraestructura que los padres llevamos años reclamando en vano. Desde Venta Gaspar hasta Los Cortijillos, Loma Cabrera y otras localidades, la conexión peatonal sigue siendo una quimera. Las promesas políticas de acceso al IES Sol de Portocarrero, como recordó el PSOE en el último pleno, se desvanecen en el aire. Una década ha transcurrido desde el "sí" a la propuesta, y hasta ahora, nada se ha materializado.

La movilidad sostenible no puede ser una realidad sin un compromiso genuino por parte de las autoridades locales. No se trata solo de fomentar el uso de la bicicleta o el desplazamiento a pie, sino de garantizar condiciones seguras y accesibles para todos. Es hora de que las palabras se traduzcan en acciones concretas, y que los padres no tengan que lidiar con la incertidumbre y la falta de seguridad cada vez que sus hijos salen de casa.

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La bicicleta puede ser una excelente alternativa, pero la falta de infraestructuras adecuadas limita su viabilidad. Antes de pedir a los estudiantes que cambien sus hábitos de movilidad, instamos a las autoridades locales a abordar las deficiencias en la infraestructura vial. Solo así podremos asegurar un entorno seguro y sostenible para las generaciones futuras. La movilidad escolar no debe ser un obstáculo, sino una oportunidad para crear comunidades más seguras y saludables.


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