El año pasado, qué lejos ha quedado el pobre y que mal nos han sentado algunas de las medidas tomadas por los políticos que nos gobiernan, se nos despedía el ayuntamiento con el adiós de Ana M. Labella, que marcha al congreso de los leones madrileño. Y el nuevo, el que acabamos de estrenar, y que tampoco llega con la ilusión y la esperanza de suenen campanas de gloria, nos trae, por lógica la sustitución de Ana, la incorporación de la nueva edil, Amalia Martín, el nombramiento de una nueva portavoz y la persona que va a estar en el área de alcaldía. En política a esa situación se le llama crisis, pues pueden darse cambios importantes en el equipo de gobierno que está mandando.
El cambio de edil está programado, viene dado por la lista presentada en el mes de mayo, pero a partir de la nueva, todo lo demás puede llevar alguna intención por parte de la morena alcaldesa de la ciudad. María del Mar necesita a alguien de confianza en el área de alcaldía, cuentan que la nueva edil, Amalia, ya viene trabando cerca de ella, por lo que ese cargo parece que lleva su nombre. No así el cargo de portavoz de grupo.
Y en este caso, María no lo tiene fácil. No parece tener una voz destacada en la que confiar la portavocía del grupo. Las voces que se han venido oyendo en los distintos plenos no dan confianza, son demasiados novatas en la política, se les nota que les falta más de un hervor, que solo se logra con tiempo en las intervenciones y revolcones por parte de la oposición. Revolcones que se los llevan. Carmen Aguilar tira con balas de plomo, y las contestaciones desde la bancada popular son muy blandas, quizás demasiado técnicas, poco políticas. Pero como decimos, eso se va aprendiendo. Pero mientras…
Se apunta a la chica que descansa debajo del almendro, doña Eloísa Cabrera, pero la fama que le precede de su tiempo en el ayuntamiento de Roquetas y su paso por la Junta, no parece que sean atributos como para que la aúpen a la portavocía del gobierno del Pp en el ayuntamiento de Almería. Aunque en política todo puede suceder, y hasta lo que nadie se espera, lo que parece imposible, sucede a veces. Solo hay que mirar a los ministros que ha tenido Sánchez en el gobierno anterior y los que se anuncian en este, para darnos cuenta que la sorpresa siempre está presente en los nombramientos de los políticos.
El nombre de Sacramento también se ha oído en los pasillos de la casa, y parece tener un buen porcentaje de papeletas. Lo que sorprende es que no aparece en la quiniela ningún nombre de caballero, con caballo o sin él, para la portavocía.