¡Ay, la piel fina del PSOE! Resulta curioso que, mientras denuncian darle palos a una piñata que representa a Pedro Sánchez como un delito de odio, se hagan los ciegos ante actos deplorables ocurridos en su propio patio trasero, olvidando incluso qué dice la ley sobre quienes son las potenciales víctimas de esa figura legal. La coherencia parece ser un bien escaso, también en quienes se autoproclaman “españoles de orden” y luego protagonizan desórdenes públicos entre comportamientos de lo más soez.
En el extravagante circo en que se ha convertido la política española, las acusaciones de "delito de odio" vuelan más rápido que los memes en Twitter (perdón, X). Pero, ¿dónde estaba la indignación cuando miembros de las Juventudes Socialistas de Alicante posaron con la cabeza guillotinada de Mariano Rajoy en 2013? Ah, claro, parece que la piel fina se activa de forma selectiva.
No podemos olvidar las hazañas artísticas de Sortu, ese partido que forma parte de la coalición EH Bildu. En 2020, decidieron poner una soga al cuello de una figura del rey Felipe VI en Pamplona, una obra maestra que debería haber despertado el mismo repudio, pero el PSOE ha preferido entregarle a ese mismo partido la alcaldía de la ciudad. ¿O acaso el odio selectivo es una nueva tendencia?
Los actos de celebración del Orgullo LGTBI en Ripollet en 2022 no se quedaron atrás. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y el líder de Vox, Santiago Abascal, fueron apaleados simbólicamente en un escenario. La cereza en el pastel: el patrocinio de la Generalitat de Cataluña y el Ministerio de Igualdad. ¡Viva la coherencia!
En Barcelona, durante la Diada de 2020, los CDR decidieron quemar un muñeco del rey Felipe VI en pleno centro. Pero, claro, si es en nombre de la independencia, parece que el odio se vuelve aceptable. Además, siempre quedarán los indultos y la amnistía, no vaya a ser que se enfaden.
Y qué decir del humorista Jair Domínguez, quien tuvo que declarar en 2013 por practicar tiro contra una diana con la imagen del rey emérito Juan Carlos I. ¿Delito de odio o simplemente una "broma" aceptable? La línea parece difusa para algunos.
En Coripe, Sevilla, durante la 'Quema de Judas', se fusiló y quemó un muñeco de Carles Puigdemont en 2019. La Generalitat de Cataluña denunció por delito de odio, pero la Fiscalía de Sevilla la archivó. ¿Coherencia judicial?
No nos olvidemos del festival de Bilbao, donde la imagen del líder de Vox, Santiago Abascal, con un tiro en la nuca, adornó el cartel. ¿Y esto no es odio? Habría que preguntarle a quienes acudieorn a comerse las uvas de Nochevieja en la calle Ferraz y se divirtieron dándole palos al fantoche, porque seguro que aquello les pareció delictivo, pero lo suyo no... que se lo tiene mercido, hombre!!!! Quizás haya una categoría especial de "odio permitido".
En la pasada Diada de Cataluña, jóvenes de independentistas quemaron fotos de Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo y Carlos Flores. ¿Dónde estaba la piel fina del PSOE entonces? Pues mirando a otro lado, que si los palos vienen de allí, no pasa nada, y de pasar, ya saben... indulto y amnistía.
El colmo llegó en abril, cuando ahorcaron un muñeco del rey Felipe VI en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, con la reivindicación del movimiento universitario La Chispa. ¿Silencio cómplice o simplemente no hay piel para todos?
El informe PISA ha puesto el sistema académico español a unos niveles bastante bajos, pero si midiera el nivel educativo, seguramente tendrían que crear una categoría especial a la que se accedería por una maloliente alcantarilla.
En resumen, la piel fina del PSOE, comprensivo con los "delitos de odio" hacia los demás, es solo comparable a la mala educación de quienes cometen estos actos.