Opinión

Nuestro campo también existe

(Foto: malasombra).
Aixa Almagro | Miércoles 31 de enero de 2024

En las últimas semanas, hemos sido testigos de un fenómeno sin precedentes en la Unión Europea: agricultores de diferentes países, uniendo fuerzas para alzar su voz en contra de las normativas agrarias que, según ellos, están asfixiando a un sector vital para la estabilidad económica y alimentaria de la región. En este contexto, los agricultores españoles se suman a las movilizaciones lideradas por sus colegas franceses y belgas, y lo hacen con un llamado claro y contundente: reclamar un plan de choque que aborde las dificultades que enfrentan a nivel autonómico, nacional y europeo.

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Las asociaciones agrarias ASAJA, UPA y COAG, en un comunicado conjunto, han expresado el creciente malestar y frustración que invade al sector agrícola español. Culpan a las normativas de la Unión Europea de generar condiciones difíciles y una burocracia asfixiante que amenazan la supervivencia de agricultores y ganaderos. Además, denuncian un mercado desregulado que favorece la importación de productos agrarios de terceros países a precios considerablemente bajos, ejerciendo una presión insostenible sobre los productos locales de la Unión Europea.

La crítica se amplía hacia la política de acuerdos de libre comercio que la Unión Europea continúa cerrando con terceros países. Los agricultores sostienen que estas decisiones están exacerbando los problemas de los productores en toda la región. En este sentido, hacen un llamado a aumentar los controles en la frontera con Marruecos, buscando garantizar que los productos agrícolas importados cumplen con las normativas europeas.

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Las peticiones de los agricultores no se detienen aquí. También exigen una flexibilización y simplificación de la actual Política Agrícola Común (PAC), argumentando que la burocracia excesiva impone costos inasumibles para quienes se dedican a la agricultura y la ganadería de manera profesional.

Ante esta situación, es imperativo que las autoridades europeas atiendan las demandas de los agricultores. La estabilidad y sostenibilidad del sector agrícola no solo son cruciales para la economía, sino también para la seguridad alimentaria de la Unión Europea. Es necesario encontrar un equilibrio que proteja los intereses de los agricultores locales frente a la competencia desleal de productos importados, al tiempo que se garantice el cumplimiento de normativas que promuevan la calidad y seguridad de los alimentos.

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La movilización de los agricultores españoles no es solo una expresión de descontento, sino un llamamiento urgente a repensar y ajustar las normativas agrarias que afectan no solo a España, sino a toda la Unión Europea. Ignorar estas demandas podría tener consecuencias significativas no solo para el sector agrícola, sino para el tejido económico y social en su conjunto. La pelota está en el tejado de las autoridades europeas, y es hora de actuar antes de que el malestar en el campo se traduzca en consecuencias irreparables.


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