Ausencia de marco normativo afecta viabilidad de importante fuente energética
La planta de cogeneración de Neoelectra en Villaricos (Almería) ha cesado su actividad debido a la falta de un marco normativo crucial para el sector, el cual debía ser aprobado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en mayo de 2022. Esta situación ha generado un grave riesgo para el suministro de energía en el territorio.
Además de su función principal de generar energía para la red eléctrica, la planta proporciona servicios esenciales de electricidad, vapor y desalinización de agua para uso industrial a la fábrica de antibióticos e intermedios para antibióticos de la empresa Deretil. Esta última es la única planta de fabricación de amoxicilina en Andalucía y la única planta de amoxicilina por ruta verde en Europa.
Esta mañana, representantes del Partido Popular de Almería realizaron una visita a la planta de cogeneración de Villaricos y a la fábrica de amoxicilina de Deretil. Durante la visita, pudieron constatar de primera mano la problemática que enfrentan ambas empresas debido a la paralización de la planta de cogeneración.
"Contamos con una fuente de empleo, energía y agua desalada viable y rentable, pero lamentablemente está paralizada debido a una legislación estancada", señaló Julia Ibáñez, diputada del Grupo Popular.
La situación en Villaricos refleja una tendencia preocupante de cierres de plantas de cogeneración en toda España, lo que está generando serios problemas tanto para el sector de la cogeneración como para las industrias a las que da servicio, especialmente aquellas intensivas en energía térmica, como la industria química o la azulejera.
"Actualmente, el 60% de las plantas de cogeneración en España han detenido su actividad, y este porcentaje podría alcanzar el 100% si el Gobierno no aprueba la Orden Ministerial para regular y actualizar la nueva metodología de cálculo y sus parámetros retributivos para el sector", explicó Antonio Cortés, consejero delegado de Grupo Neoelectra.
La paralización de la planta de cogeneración de Villaricos representa no solo una crisis para la industria energética regional, sino también una amenaza para la estabilidad de suministro eléctrico y de servicios esenciales para la producción de fármacos en la región.