Cuánto menos, a la vista de los efectos mediáticos, que provienen de revistas religiosas afectas a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, causan sorpresa que las reflexiones vertidas en las mismas se hayan hecho eco otros medios y redes sociales, que sí en algo se caracterizan es no sentir el más mínimo aprecio y consideración por los creyentes, declarándose en sus tertulias mundanas y comunicaciones cotidianas en redes sociales como agnósticos o ateos e incluso de ideologías populistas marxistas.
Unas palabras sacadas del contexto integral en un ámbito de discernimiento relajado, seguramente erróneo por la proyección mayestática que han tenido a nivel nacional e Hispanoamérica, y que los propios interlocutores no han tardado el más mínimo tiempo en pedir disculpas y declarar su comunión eclesial en donde se encuentran los sacerdotes incardinados y al Santo Padre, puedan significar para quienes nos acosan con todos los instrumentos del llamado progresismo beligerante materialista de instar todos los días normativas legales o reglamentarias con el único deseo y objeto de condicionar y coartar la libertad religiosa, de pensamiento y expresión, y sean ahora estos los garantes sensibles hacia el Papa Francisco I.
Sacerdotes, que intervienen en la tertulia sacerdotal “La Sacristía de la Vendée”, que si en algo se caracterizan, en estos tres años de emisión cívico-religiosa es la de transmitir de forma fehaciente, notoria y pública el magisterio de la Iglesia, sobre dimensionando unas palabras metafóricas, que no me interesan repetir, impregnándolas de un sentir cristiano diferente a lo que desde el primer momento formularon y que en las diversas tertulias que he escuchado y visualizado nunca han cuestionado su adhesión en comunión eclesial al Papa Francisco y al Orden Episcopal y su fe católica inquebrantable a la Iglesia como Cuerpo de Cristo y Ánfora de la Divinidad.
Ello no quiere decir, que en todo que exponen esté completamente de acuerdo o lo comparta, sea por mi ignorancia, sea porque no llego a compartir las cuestiones culturales o historiográficas expuestas en unos términos determinados, o sea cual fuese la casuística de ese momento, pero en todo caso, tras escucharles sí tenía sentimientos contradictorios, al menos hacen reflexionar sobre esas circunstancias, y en vez de alejarte del magisterio de la Iglesia y del Evangelio, el efecto es al contrario, una vez contrastado con humildad con el saber y entender personal hacen posible recuperar y acrecentar el amor a la Iglesia Católica. Por ejemplo, de la tertulia sacerdotal, el término “contrarrevolucionaria”, no es vocablo subjetivamente que me cautive, pero los clérigos que intervienen han definido o fundamentado con datos objetivos el uso de esta palabra y puede ser y llevan razón tras oírles con el corazón, el alma y la razón.
Quiero finalizar con lo expresado en la última tertulia del pasado día 29 de febrero, en el que uno de los sacerdotes, al final del programa, ha comentado, que tras haber sido recibido por el Obispo diocesano, el mismo con especial misericordia y comprensión, como un padre que recibe a su hijo, le ha dado un mensaje de afecto y cariño, de respeto y ternura, y que sin Jesucristo no ha libertad, ni igualdad, ni fraternidad. Que permanezca firme, confiando en la fuerza de la verdad, la fidelidad y la Providencia frente a los ataques despiadados que se lanzan contra la Iglesia y el clero particularmente. Espero que sigan con su programación y emisión, especialmente, en esta Cuaresma. Paz y Bien. Paz y Gloria.