Opinión

No disfracen la amnistía

(Foto: malasombra).
Rafael M. Martos | Viernes 15 de marzo de 2024

En el teatro del Congreso de los Diputados, donde la política se convierte en arte y los discursos en actuaciones, hemos sido espectadores de una obra que podría titularse “La Gran Reconciliación”. Pero, ¿es realmente una reconciliación o un mero cambio de vestuario? La reciente aprobación de la amnistía por un estrecho margen de 172 a 178 votos ha dejado al descubierto el cambiante guardarropa del PSOE.

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Los ciudadanos, esos críticos de la platea que no se dejan engañar por los trucos de escena, pedimos al PSOE que no nos trate como a niños crédulos. Que no nos venda una amnistía disfrazada de gran acto de concordia cuando, en realidad, parece ser más bien un intercambio de favores políticos.

A un lado del escenario, tenemos a los que se oponen a la amnistía, armados con argumentos sobre legalidad y principios. Al otro lado, los que la aplauden, invocando la convivencia y la paz social. Y en el centro, el PSOE, que parece haber olvidado su guion original. Donde antes decían “no” a los indultos y “jamás” a la amnistía, ahora nos presentan un “sí, pero…” que rápidamente se transforma en un “sí, a todo”. Primero excluyeron el terrorismo, luego permitieron “solo la puntita” y ahora, parece que han abierto las puertas de par en par a todo tipo de delitos.

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Los independentistas ya han anunciado su intención de repetir el procés. Entonces, ¿cómo podemos hablar de punto final? ¿Cómo podemos creer en una reconciliación cuando se nos advierte de que la historia está destinada a repetirse?

El PSOE, en su búsqueda de apoyo para investir a Pedro Sánchez, parece haber vendido sus principios por siete votos. Que lo admitan. Que nos digan que han hecho un trueque político para poder implementar una agenda social y progresista, por ejemplo... seguro que algunos lo entenderían. Pero, por favor, que no insulten nuestra inteligencia diciendo que es por la concordia. Porque hasta que necesitaron esos votos, Pedro Sánchez prometía traer a Puigdemont ante la justicia, y ahora parece que lo traerá para investirlo como candidato a presidir la Generalitat, y potencialmente, dar inicio a un nuevo procés.

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Así que les pedimos que guarden los disfraces. Los ciudadanos no merecemos una función de teatro donde las promesas se desvanecen con el caer del telón.


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