El pasado lunes, Almería celebró una fiesta política en honor a la inversión de 12,3 millones de euros en los nuevos centros de salud de El Ejido y Benahadux. Las medallas se repartieron rápidamente: el subdelegado del Gobierno central, José María Martín, no perdió tiempo en atribuir ese dinero al “gobierno de España” y, por ende, a Pedro Sánchez. La administración de la Junta de Andalucía, representada por la consejera de Salud, Catalina García, estuvo presente en ambos actos como administración responsable de licitar los proyectos, adjudicarlos y pagarlos. Sin embargo, es crucial recordar que quienes ponen esos 12,3 millones de euros no son ni el gobierno de Sánchez ni el de Juanma Moreno, sino la Unión Europea. La Unión Europea se los dal al Gobierno central, éste se limita a entregarlos al Gobierno andaluz, y éste hace todo el resto del trabajo... está claro quien menos ha hecho.
En un momento en que se acercan las elecciones europeas, es fundamental que los partidos políticos, especialmente aquellos que se consideran europeístas (principalmente el PSOE y el PP), expliquen a la ciudadanía que nuestros socios europeos son los verdaderos responsables de financiar infraestructuras como centros de salud, carreteras y subvenciones a agricultores y pescadores, de la lucha contra la despoblación, de becas internacionales... Si solo se enfatiza lo negativo de la Unión Europea, corremos el riesgo de seguir el camino de los británicos: fuera de la UE, pero arrepentidos de haberse ido.
¿De verdad que alguien piensa que la solución es la autarquía? De eso ya tuvimos... era cuando el blanco y negro.
Los eurócratas, aunque a veces alejados de la realidad, no deben llevar toda la culpa, porque también los políticos locales tienen su cuota de responsabilidad en esta absurda lucha meritocrática. Es hora de reconocer la contribución positiva de Europa y comunicarla de manera transparente.
La inversión en salud y otras áreas es un ejemplo tangible de cómo la Unión Europea impacta directamente en la vida de los ciudadanos. En lugar de competir por medallas políticas, deberíamos celebrar la cooperación europea y trabajar juntos para construir un futuro más sólido y unido. Solo así haremos Europa de la manera correcta.