Opinión

Muy heavy lo del Cable Inglés

(Foto: malasombra).
Rafael M. Martos | Viernes 05 de abril de 2024

Animado porque unos amigos han puesto música (muy heavy por cierto) a algunos de mis poemas, me he puesto a la tarea de escribir un artículo celebrando el primer aniversario de la apertura peatonal del Cable Inglés, en un tono... musical... será por lo del heavy metal, que es muy del Cargadero del Mineral.

[publicidad:866]

El Cable Inglés tiene un nombre que evoca nostalgia, promesas incumplidas y, por supuesto, la inconfundible brisa del Mediterráneo, muy inspirador. Como un viejo rockero que finalmente se sube al escenario después de décadas de espera, este emblemático cargadero de trenes se convirtió en un paseo peatonal, un auténtico balcón al mar. Pero, ¿cómo llegamos hasta aquí? Permíteme desenredar esta maraña de política, promesas rotas y guitarras distorsionadas.

“La rehabilitación del Cable Inglés será nuestra prioridad”, proclamaba el PSOE en cada campaña electoral. Como los versos de una canción pegajosa, estas palabras resonaban en los oídos de los almerienses durante décadas. Pero, como en una mala balada, la realidad no siempre sigue el ritmo de la melodía. El Cable Inglés permanecía en su letargo, oxidándose junto al puerto, mientras los políticos afinaban sus discursos.

[publicidad:866]

Entonces, como un riff de guitarra inesperado, llegó el PP con Mariano Rajoy al Gobierno central. Y, de repente, el PSOE en la Junta de Andalucía descubrió que la responsabilidad recaía en el Estado, más específicamente en la Autoridad Portuaria y Puertos del Estado. ¿Cómo? ¿Qué pasó con las décadas en que ellos mismos, desde la Junta de Andalucía prometían la rehabilitación? Parece que la música cambió de tono.

Con Juanma Moreno al frente del Gobierno andaluz, el Cable Inglés finalmente despertó de su letargo. Se rehabilitó y se abrió al público hace ya un año. Los almerienses caminaban por sus pasarelas como si estuvieran en un concierto de rock, disfrutando de las vistas al Mediterráneo. Pero, como en una canción de protesta, la historia no termina ahí.

[publicidad:866]

¿Pero quién pagó la rehabilitación? Pues el Gobierno central, tras incluirlo entre los proyectos a financiar con el 1,5% que para estos fines dedica el Ministerio de Fomento. Lo incluyó un Gobierno del PP, y la obra una vez llegado el PSOE, solo tuvo problemas y retrasos, aunque finalmente se terminó... pero fue algo asi como lo de Milli Vanilli... ellos ponían la cara, y otros las voces.

El PSOE, como un coro discordante, ahora clama por la tercera fase (sí, también podría haber escrito esta columna con algún símil con ovnis y extraterrestres). “¡Siete años de retraso!”, gritan desde el escenario político los socialistas, buscando la mirada del público. Pero, ¿no es irónico? Hace solo un año que el Cable Inglés se convirtió en paseo peatonal, y el PP fue el que afinó las cuerdas y tocó la melodía. Ahora, el PSOE sugiere pedir ayuda al Gobierno central. ¿No es propiedad del Estado? ¿No deberían mirar hacia su propio escenario socialista?

[publicidad:866]

Como un solo de batería bien ejecutado, el PP llevó a cabo el proyecto, lo ejecutó y lo puso en servicio. El Cable Inglés, antes un acorde roto, ahora resuena con la brisa marina y las risas de los paseantes. El PSOE puede fiscalizar, pero debería afinar sus notas antes de subirse al escenario. Porque, al final, la música de la política no es solo para escuchar, sino para bailar.


Noticias relacionadas