Se acerca el verano, voces se vienen levantando sobre la necesidad de una tasa turística en puntos de Andalucía. Venecia viene cobrando cinco euros por entrar a su casco. No creo que Almería vaya a poner una tasa así por dar un paseo por la Almedina, pero conociendo a nuestros políticos, cualquier historia se puede esperar de ellos. En el ayuntamiento de Almería el edil de Podemos ya habló en su día sobre una futura tasa turística en la ciudad. Por hablar que no quede. ¿Qué es lo que se busca con la tasa? Supongo que lograr más dinero, que es lo que quieren siempre los señores que nos está dirigiendo desde las administraciones. ¿Y en qué se lo piensa gastar María del Mar, si es que deciden desde el Pp apoyar la moción? Cosa que hasta ahora no han hecho. Lo van a pensar, se han dado un año para ello.
¿Subirá el sueldo de los políticos? Cobran muy poco
¿El de los asesores? Estos aún menos
¿Dará más subvenciones a entidades privadas y Oeneges? Tienen que vivir, pagar oficinas y móviles.
Antes de seguir con la turística, en estos días se nos ha recordado desde la oposición que la subida del Ibi la vamos a ver en nuestro próximo recibo. Y que la subida del agua viene de camino. La señora Valverde, doña Adriana manifiesta que es la clara demostración de la inutilidad del Pp a la hora de gestionar los dineros del ayuntamiento. Y estoy de acuerdo con ella. Pero le podría dar un toque a María Jesús Montero, de su partido y ministra de hacienda, con los dineros de los españoles. En estos años la señora nos ha subida más de sesenta impuestos. Parecen muchos, diría que demasiados, pero en ese caso no se oyen las voces del Psoe. Volvamos a la tasa turística.
La ciudad de Almería en sí no tiene una gran proyección ante el turismo, y es lamentable que así sea, los alcaldes anteriores no han apostado por una ciudad abierta a la vacación y el turismo. No es cuestión de buscar culpables desde los tiempos de Santiago Martínez Cabrejas, pero el desarrollo vacacional en nuestra provincia ha estado prendido al empuje de Roquetas, Mojácar, Vera y poco más. En Almerímar se abrió una posibilidad con los japos, pero algo ocurrió, nunca se contó la verdad, y se fue quedando en una urba para los vecinos con posibles de El Ejido. ¿La capital? Ha venido durmiendo a lo largo de décadas. El capitalino con dinero se buscó apartamento o chalet en Aguadulce, el menos pudiente buscó la salida de Retamar.
Los empresarios, por clima, o por intereses, no buscan la capital y sus playas para hoteles de verano, y así vemos como Roquetas se convierte en gran motor de la provincia, compitiendo con Mojácar, convertida en icono desde algunos sectores sociales y políticos de Madrid en los ochenta. Almería capital sigue dormida en su laureles. Una franja desértica como es Retamar durante muchos lustros, y poco más hasta la llegada del Toyo, como aquel que dice anteayer. Es cierto que hubo un gran intento con Costacabana, pero, los malos olores de una depuradora y de una empresa cercana, La Celulosa, lograron que no tuviera el despegue que se esperaba, y que habría dado a la ciudad la posibilidad de contar con una urba turística internacional.
Los primeros hoteles dedicados al turismo se crearon en el Toyo no hace muchos años, y poco más hasta ahora puede ofrecer la capital. En estos años hemos visto como se ha cerrado alguno levantado en los años del bum de la construcción. Con un panorama turístico nada halagüeño en la ciudad, creen de verdad, señores ediles, que hace falta poner una tasa al turismo. ¿A qué turismo?
¿Cuántos turistas pernoctan en la ciudad de Almería? ¿Cuántos euros les podemos sacar a los que llegan? ¿Merece la pena? Por una vez el ayuntamiento ha respondido, vamos a esperar un año. Cinco días de reflexión se ha dado Pedro, un año es mucho tiempo, María. 365 de rosarios son muchos rosarios. Si los cumple y los reza el equipo de gobierno del Pp, los veo en los altares y procesionando en Semana Santa.