El 8 de octubre de 1931, Fernando de los Ríos intervino en el debate sobre la Constitución Española aprobada ese año durante la Segunda República, y dijo: “En España el respeto es revolucionario”. Casi un siglo después, la frase es más actual que nunca. El respeto, la educación, la integridad y la honradez, son atributos que son deseables para todas las personas, pero desde luego se hacen indispensables para los representantes públicos. Son tan importantes o más que la capacitación para poder ostentar un cargo público. ¿Es exigir mucho?, creo que no, es lo mínimo exigible en mi opinión. Debemos ser mucho más exigentes de lo que estamos siendo en la actualidad.
Un gran ejemplo al que debemos recurrir en estos momentos es, Santo Tomás Moro. Hace poco tuve la oportunidad de volver a ver una obra maestra del cine de 1966, ¨Un hombre para la eternidad¨, Ä man for all seasons¨, de Fred Zinnemann. La película trata de los últimos años de Thomas More (Tomás Moro), quién llegó a ser Canciller del Reino, en el escenario del cisma de Iglesia anglicana, causado por el rey Enrique VIII repudiando a su su esposa Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, para casarse con Ana Bolena, con la oposición del Papa Clemente VII. Tomás Moro es un ejemplo para un mundo mucho más humano, supo unir la justicia con la coherencia personal, mostró con su vida y muy particularmente con su trágica muerte, fidelidad, obediencia a su propia conciencia, y la lucha de la libertad individual frente al poder. Muy interesante resulta la contraposición del personaje de Tomás Moro con Thomas Cromwell, que representa el servilismo al poder y la ambición desmedida.
Es procedente repasar la obra de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, ¨Cómo mueren las democracias¨ de 2020. En ella establecen dos normas clave para la democracia. La primera sería la tolerancia mutua, es decir, la disposición de los partidos rivales a aceptarse como adversarios legítimos, asumir la composición de gobiernos resultantes de las mayorías parlamentarias como legítimos. Y la segunda su contención o moderación a la hora de desplegar prerrogativas institucionales. Respetar estas dos normas democráticas no escritas ayuda a ejercer un control sobre la vida partidista y, como resultado de ello, convierte a los partidos políticos en un guardarraíl de la democracia.
En la actualidad estamos situados en el polo opuesto a lo deseable, con el consiguiente riesgo para nuestro Estado de Derecho y uno de los motivos es el bajo umbral de exigencia a los candidatos a cargo público. Esta situación conduce a que la composición de las listas electorales de los partidos no tiene mucha importancia e incluso en algunas convocatorias ni siquiera sabemos quienes son, ni cual es su trayectoria política o profesional, en el caso que tengan esta última, algo que casi resulta quimérico actualmente. Tiene menos importancia de la debida el análisis de los programas electorales de las diversas opciones y la evaluación de los actos de los cargos políticos de las diversas formaciones políticas.
Una de las consecuencias de esa situación es el adocenamiento, la falta de pensamiento crítico, lo que prima es la defensa de la posición partidista y del salario público por encima de cualquier circunstancia. Esto no es privativo de ningún partido político, es un mal endémico. Consecuentemente desemboca en la polarización como estrategia política, pues cuando así se comportan los diversos cargos públicos, aumenta de forma exponencial las posiciones radicales.
En estos momentos de la política española, se hace más necesario que nunca tender puentes e introducir factores de integridad, respeto, educación, honradez y moderación. En estas elecciones al Parlamento Europeo del día 9 de Junio, hay algunos partidos nuevos de distinta ideología y desde luego hay algunos que cumplen con las premisas necesarias que hemos enunciado. Un ejemplo claro de partido contrario a la polarización y defensor de la libertad como valor primordial es CREE, con una clara vocación reformista desde la centralidad y la moderación. Nacido por la decisión de los miembros de la asociación Nexo Plataforma, constituida en 2023. Como lo define su Presidente, Edmundo Bal, CREE es C de Centro, R de reformista, E de esperanza y E de ética.
CREE defiende el pensamiento liberal, moderado, reformista y de centro, de centro político independiente, defiende la libertad como el valor esencial del ser humano. Y consecuentemente que los ciudadanos ocupen mucho más espacio en todos los ámbitos de la sociedad, en detrimento del excesivo protagonismo de la política,. Las administraciones publicas son necesarias, deben asegurar la igualdad de oportunidades, facilitar la iniciativa privada con las infraestructuras necesarias y la protección necesaria a las personas que lo necesitan. Pero deben contenerse en su afán de hiperregulación normativa, en su pretensión de establecer dogmas ideológicos, en sus iniciativas que puedan conllevar cierta competencia con la iniciativa privada y en su reclamación sin límites de los rendimientos sobre el trabajo y el patrimonio de los ciudadanos.
Los grandes partidos PSOE y PP, son esenciales en nuestro país no cabe ninguna duda, pero en mi opinión se hace necesaria la presencia en las instituciones de un partido como CREE. Debemos volver a la centralidad, a la moderación, a los grandes pactos de Estado, en materias como la Educación, Sanidad, Política Exterior y otros asuntos como las pensiones, Seguridad Social y prestaciones sociales. Evitar la polarización, introducir el respeto, la educación, la moderación, esto es esencial. ¿Qué piensan ustedes?, ¿cree-n necesario potenciar a un partido con estas características, como CREE?. O en caso contrario piensan que hay que seguir incidiendo en la polarización. Yo lo tengo claro, es necesario volver a CREE-R.