La llegada de inmigrantes a España ha alcanzado cifras récord en los primeros cinco meses del año. Según la ONG Caminando Fronteras, entre enero y mayo de 2024 han llegado al país 23,000 personas. Sin embargo, este aumento en la llegada de migrantes también ha traído consigo un trágico incremento en la mortalidad. Durante este periodo, 5,000 migrantes han perdido la vida en su intento de alcanzar las costas españolas, lo que convierte a 2024 en el año más mortífero en términos de inmigración.
La ruta Atlántica, que llega a las Islas Canarias, se ha mantenido como la más peligrosa, siendo responsable de la mayor cantidad de muertes. Este camino, conocido por sus traicioneras corrientes y largas distancias, ha sido el escenario de innumerables tragedias. De media, se han registrado 33 muertes diarias en toda España debido a la inmigración irregular.
Almería, otra de las rutas significativas, ha visto 239 muertes en lo que va del año. La situación en esta zona refleja el riesgo extremo que enfrentan quienes intentan llegar a Europa a través del Mediterráneo.
La ONG también ha reportado la desaparición de 47 embarcaciones, lo que indica que el número real de víctimas podría ser incluso mayor. La cifra de muertos y desaparecidos subraya la urgencia de abordar la crisis migratoria con medidas efectivas que garanticen la seguridad de los migrantes y el respeto a sus derechos humanos.
El fenómeno migratorio hacia Europa, y particularmente hacia España, ha sido una constante en los últimos años, influenciado por conflictos, crisis económicas y desastres naturales en diversas regiones de África y el Medio Oriente. La peligrosidad de las rutas migratorias ha sido objeto de creciente preocupación internacional.
En respuesta a esta crisis, la Unión Europea ha intentado implementar diversas medidas, desde reforzar las patrullas marítimas hasta establecer acuerdos con países de origen y tránsito de migrantes para mejorar las condiciones y frenar los flujos migratorios. Sin embargo, estas medidas han sido criticadas por organizaciones de derechos humanos que argumentan que, en muchos casos, han llevado a un aumento en la peligrosidad de las rutas utilizadas por los migrantes.
La crisis actual destaca la necesidad de una cooperación internacional más sólida y soluciones a largo plazo que aborden las causas subyacentes de la migración forzada, como la pobreza, la violencia y la inestabilidad política.
Mientras las cifras de llegadas y muertes continúan aumentando, el desafío de la inmigración en España en 2024 se presenta como uno de los más críticos en la historia reciente.