La decisión de Vox de abandonar los gobiernos autonómicos que compartía con el Partido Popular (PP) ha generado un gran revuelo en el panorama político español. Oficialmente, Vox justifica su salida por la decisión del PP de acoger a 400 menores extranjeros no acompañados (MENA) procedentes de Canarias, y que serán repartidos entre todas las Comunidades Autónomas, para aliviar un poco la presión migratoria en las islas. Sin embargo, esta explicación parece ser más una excusa que una razón de peso. La verdadera motivación detrás de esta ruptura parece estar más relacionada con la estrategia política y el nuevo rumbo que ha tomado Vox.
Desde hace tiempo, Vox ha estado experimentando una transformación interna significativa. Los sectores más liberales del partido han sido desplazados, dejando el control en manos de los elementos más reaccionarios, quizá no por cuestiones realmente ideológicas, sino de estrategia política electoral. Esta purga interna coincide con la reciente decisión de Vox de integrarse en el grupo “Patriotas por Europa” en el Parlamento Europeo, liderado por el primer ministro húngaro Viktor Orbán. Este grupo incluye a partidos que han mostrado simpatía hacia Carles Puigdemont, como los nacionalistas flamencos, y se alinea con figuras controvertidas como Vladimir Putin.
La distancia que Vox ha tomado respecto a la italiana Giorgia Meloni, líder de los Hermanos de Italia, también es reveladora. Meloni ha recibido elogios desde la derecha europea, pero Vox ha optado por un camino diferente, alineándose con un gobernante a quien la Unión Europea ha dado varios toques de atención por su comportamiento represivo y de injerencia en el sistema judicial, o control de medios de comunicación. Esta decisión sugiere un cambio estratégico significativo, alejándose de la derecha más moderada y para acercarse a quienes tienen posiciones más extremas que la suya propia.
La confusión y la falta de claridad en Vox se hicieron evidentes ya que la intervención de Santiago Abascal comenzó con una hora y media de retraso y se realizó sin la presencia de periodistas. Abascal habló a través de un plasma y no aceptó preguntas, lo que refleja una falta de transparencia y una posible crisis interna en el partido. porque cerca de dos centenares perderán su sueldo o parte de él, tras salir de los gobiernos, y algún consejero podría preferir pegarse ahora al PP y dejar Vox. Además se da la circunstancia de que los pactos de gobierno firmados por ambos partidos no hacen ninguna mención a los menas, y tan sólo hacen referencias genéricas a inmigración.
Pensar que acoger a 437 menores es condenar a la inseguridad a 40 millones de ciudadanos no se lo puede creer nadie, y menos si tenemos en cuenta que si no están a este lado es porque seguirán en las islas, cuya seguridad no parece importar tanto a Vox. Y por cierto ¿qué dirá Vox en las Canarias, que ellos deben aguantar en solitario el problema?
La realidad es que Vox no puede tener muchas quejas del PP, ya que este ha cedido en gran parte de su agenda ideológica para poder gobernar. La decisión de romper con el PP parece estar más motivada por la sostenida pérdida de votos de Vox en las regiones donde tiene presencia institucional, que se cifra en alrededor de un 4%. Al distanciarse del PP, Vox busca redefinir su perfil político y recuperar el apoyo perdido
En última instancia, la cuestión de los MENA parece ser solo una excusa. A Vox no le importan realmente los menores extranjeros no acompañados, pero eso ya lo sabíamos, pero lo que sorprende es que tampoco parece importarle España en su conjunto. Si realmente entendieran el concepto de nación, comprenderían que la solidaridad es un componente esencial de la misma. Dejar a Canarias sola ante el problema de la inmigración ilegal es una muestra de falta de solidaridad, similar a la actitud de Junts, que no considera este problema como suyo. Y por cierto, muy cristiano tampoco es lo suyo... volvemos al dime de qué presumes...
La estrategia de Vox parece estar más enfocada en disputarle los votos a figuras como Alvise Pérez, adoptando una postura más radical. En este contexto, la ruptura con el PP y la adopción de una línea más extrema no son más que movimientos tácticos en su búsqueda de relevancia política.