Numerosos vecinos de Aguadulce han mostrado su indignación por las tracas de estruendosos cohetes que se lanzaron este martes durante la procesión de la Virgen del Carmen. Las detonaciones, que se prolongaron hasta la medianoche, aterrorizan a cientos de animales y afectan a personas con enfermedades y a niños con autismo.
La proximidad de la montaña del acantilado de la Sierra de Gádor amplificó el efecto de las explosiones, provocando una auténtica pesadilla para los vecinos. Según testimonios, muchos animales domésticos como perros, gatos y aves sufrieron ataques de pánico, y sus dueños se encontraron desesperados sin saber cómo calmarlos.
"No sabíamos qué hacer para aliviarles esa presión", comenta una vecina que vive cerca de la iglesia. "Mi perrita estaba aterrorizada, y los gatos intentaban esconderse o escapar, con riesgo de accidentes."
Las detonaciones también afectaron gravemente a personas enfermas y mayores. "No vale decir que es una vez al año", argumenta otro vecino, "porque cada año es una tortura para muchos. Manuel, de 85 años, y Ana, de 83, junto a su mascota con problemas de corazón, no tienen a dónde ir."
Los vecinos han solicitado a las autoridades y hermandades religiosas que busquen alternativas menos ruidosas, como espectáculos de luces, para evitar la contaminación acústica que genera la pirotecnia. "Respetamos las tradiciones, pero el ruido es inaceptable, especialmente de noche. La Virgen del Carmen no necesita causar sufrimiento para ser venerada", concluyen los vecinos en sus testimonios.
Según los afectados, las autoridades competentes deben tomar medidas para controlar y limitar el uso de pirotecnia en futuras celebraciones. La comunidad de Aguadulce sugiere reemplazar los cohetes por espectáculos de luces, una alternativa que permitirá disfrutar de las fiestas sin causar daño a los animales y a las personas vulnerables.
La problemática vivida en Aguadulce es un reflejo de lo que ocurre en muchas localidades. La pregunta que surge es: ¿es posible celebrar sin causar daño? La respuesta de los vecinos es clara: sí, y urgen a actuar en consecuencia para proteger a los más vulnerables.