Opinión

21 de Julio: Una fecha en el recuerdo

(Foto: malasombra).
Tomás Gutier | Sábado 20 de julio de 2024

Las efemérides, las conmemoraciones, nos hacen recordar aquello que fuimos y, en ocasiones, aquello que quisimos ser. Históricamente numerosos acontecimientos permiten rememorar cuanto fuimos como pueblo, aunque, en estos tiempos, el suceso se encuentre bastante olvidado o, para mejor decir, oculto al recuerdo intencionadamente.

[publicidad:866]

Se trata, precisamente, de un 21 de julio de 1873. En dicha fecha, nuestros antepasados dieron un potente aldabonazo velado entre la bruma de la historia. Les cuento:

Comenzando el siglo XIX entran por los Pirineos tropas napoleónicas que ocupan toda España, excepto un pequeño istmo situado al sur de Andalucía. En Cádiz se refugian los diputados españoles para elaborar una Constitución donde el poder no residía en el rey sino en el pueblo, abolía la Inquisición y nos alentaba a ser justos y benéficos. De nuevo Andalucía, sus gentes, su conciencia y su genio, se alían para cambiar la historia. Sin embargo, la libertad durará poco tiempo.

[publicidad:866]

En 1814, una vez retirado el ejército francés y repuesta la monarquía absolutista, se evidencian reacciones heterogéneas entre los diferentes territorios que, por aquel entonces, conforman el Estado español.

No es lo mismo el manresano grito “visca el rei i visca Espanya”, en junio de 1808 cuando la revolución popular contra el invasor francés conocida como “La quema del papel sellado”, que la gestación de una Constitución en la que los diputados reunidos en Cádiz intentaban arrancar privilegios al rey y se pensaba mucho más en los ciudadanos que en la monarquía y la españolidad.

[publicidad:866]

No es lo mismo el recibimiento tributado al felón Fernando VII tras restablecerse su poder absoluto, cuando en Madrid se llegó a desenganchar los caballos de su carroza, siendo sustituidos por personas del pueblo que voluntariamente tiraron de ella, que la instauración del Trienio Liberal iniciado en Andalucía tres años antes con el pronunciamiento de Rafael de Riego, recuperando la Constitución de 1812.

No es lo mismo la decisión de los voluntarios vascos y navarros que se unieron en 1823 a los “Cien mil hijos de San Luis”, para, según afirmaban en su proclama, “Instaurar autoridades españolas, ondear banderas españolas y restaurar en nombre de Fernando VII, la religión, la propiedad y el orden”, que la represalia contra los que se enfrentaron a los usurpadores y a los absolutistas, los liberales asesinados por tierras sureñas, la sublevación liberal de Las Cabezas de San Juan, las insurrecciones de Sevilla y Arahal, los levantamientos jornaleros de Loja y de la campiña gaditana o la creación de las juntas provinciales, con su sede central en Andújar bajo el nombre de “Junta Central de las Andalucías”.

[publicidad:866]

Y esas distintas percepciones llevan a caminos y propuestas que, para nuestra desgracia, tienen escasa equivalencia. En unos territorios el protagonismo lo asume una burguesía tan materialista y supremacista como egoísta, favorecida por el poder central, que lucha por conservar sus fueros y privilegios y en otro territorio más al sur, la lucha está encabezada por el jornalero y el anarquista que intentan sobrevivir ante las coerciones y la injusticia. Se manifiesta la infame diferenciación entre el conquistador y el conquistado.

Nace el movimiento cantonalista con destacada presencia en Andalucía. Sublevación que, pese a ser fuertemente denostada por el oficialismo español, constituye, en realidad, una anti centralista insurrección político-social surgida a mediados de 1873 ante la inoperancia y el abandono en que el poder central tiene sometido al territorio andaluz. Se inicia el 19 de julio en los cantones de Cádiz y Sevilla, propagándose por diversas ciudades a lo largo del verano.

[publicidad:866]

El 21 del mismo mes se difunde el “Manifiesto de los Federales Andaluces”: “En Despeñaperros, histórico e inexpugnable baluarte de la libertad, se enarboló ayer por las fuerzas federales que mandan los que suscriben, la bandera de independencia del Estado Andaluz”. El gobierno español envía una tropa numerosa y bien armada al mando del general gaditano Manuel Pavía, corre la sangre y en poco tiempo derrotan a los insurgentes. Circula por ahí una leyenda asegurando que los revolucionarios andaluces fueron obligados a besar la frontera que separa Andalucía de España.

Mientras por otros lares se mostraban sumisos y resignados con la opresión, los andaluces proclamaban la independencia del territorio. Memorias de una patria que, si consideramos políticamente incorrecta su conmemoración, al menos deben ser recordadas.

[publicidad:866]

O podemos ocultarlo eternamente, para que un pueblo sin pasado sea un pueblo sin futuro.


Noticias relacionadas