El Sahel es un inmenso horno desértico en el centro-norte de África, y zona de paso obligatoria para quienes emigran a Europa, y también lugar de partida de otros tantos, por lo que se ha convertido en una zona de conflicto crucial para la seguridad europea.
Se suele decir que los incendios forestales del verano, se apagan mejor en el invierno; es decir, que las tareas de prevención del invierno en los montes son cruciales para evitar tanto que lleguen a producirse, como para que, en el peor de los casos, sean devastadores. Pues esa misma política debería ser la aplicable contra la inmigración irregular.
Los recientes acontecimientos en Mali, Burkina Faso y Níger destacan la creciente influencia de Rusia y el avance del integrismo yihadista en estas áreas. Para España, y en particular para territorios con alta inmigración como Almería, este problema no es un asunto distante, sino una preocupación inmediata que requiere una respuesta coordinada y efectiva de Europa, aunque ahora nos hemos enterado de que ésta no presta más apoyo de Frontex... porque el Estado español no lo solicita ¿el motivo? pues no hay quién responda.
La presencia de Rusia en el Sahel -el caso de la República de Centroafricana que controlaban los mercenarios de Wagner es solo el ejemplo más destacado- ha exacerbado la situación de inestabilidad en toda la zona, porque esa es la estrategia que está siguiendo Vladimir Putin, como ya lo hizo con el procés de Cataluña, o con las elecciones europeas, o con las norteamericanas... si no puede ganar una guerra convencional, pretende ganarla de este otro modo.
La retirada de contingentes militares, incluidos los españoles, ha dejado un vacío que ha sido rápidamente ocupado por grupos yihadistas, otrora encarnizados enemigos de los rusos (caso de Afganistán cuando la ocupación soviética). Este avance no solo amenaza la seguridad local, sino que también tiene repercusiones directas en la migración hacia Europa, por eso resulta tan infantil -y peligroso- el argumento de quienes reclaman que España no se implique en estas actuaciones internacionales.
El apoyo ruso a estos grupos ha sido un factor determinante en la escalada de violencia, como lo demuestra el reciente atentado en Burkina Faso, que dejó más de 400 víctimas mortales. La estrategia rusa parece ser la de fomentar el caos para debilitar a los gobiernos locales y aumentar su influencia en la región.
Contrario a las afirmaciones de ciertos líderes políticos que sugieren que la inmigración proveniente del Sahel está compuesta mayoritariamente por islamistas en edad militar, la realidad es muy diferente. La mayoría de los inmigrantes que llegan a lugares como Almería huyen precisamente del islamismo radical y buscan un futuro mejor lejos de la violencia y la opresión. Estos inmigrantes, a los que Vox insiste machaconamente en ubicar "en edad militar", en realidad están en "edad laboral", y su principal motivación es escapar de un entorno insostenible y encontrar oportunidades para trabajar y contribuir en Europa. Claro que son jóvenes y fuertes ¿quién si no podría enfrentarse a un viaje tan extremadamente duro?
La ruta migratoria atlántica se ha convertido en una vía crítica para aquellos que buscan escapar del Sahel. Las condiciones de vida en la región son tan desesperadas que muchos están dispuestos a arriesgar sus vidas en peligrosos viajes para llegar a Europa. Almería, como puerta de entrada a Europa, es un punto más en esa crisis migratoria que como estamos viendo tiene espacial incidencia en el archipiélago canario.
La llegada de inmigrantes irregulares a Almería no supone, objetivamente, un gran problema, al menos hasta ahora, porque ha podido ser absorbida laboralmente, pero eso no evita que plantee desafíos logísticos y humanitarios, y también subraya la necesidad de una respuesta coordinada de la Unión Europea. La falta de una política coherente y unificada para abordar las raíces de la migración, como la inestabilidad en el Sahel, agrava el problema y pone en riesgo tanto a los inmigrantes como a las comunidades receptoras.
Es imperativo que Europa, y España en particular, reconozcan la importancia estratégica del Sahel y tomen medidas concretas para estabilizar la región. Esto incluye aumentar la inversión en desarrollo y seguridad en estos países y colaborar estrechamente con los gobiernos locales para combatir la influencia rusa y el avance yihadista.
La situación en el Sahel es una amenaza directa para Europa, y la influencia rusa solo agrava la inestabilidad. La inmigración que llega a Almería y otras zonas de España no es una invasión de islamistas, sino una consecuencia de la desesperación de aquellos que huyen de la violencia y buscan una vida mejor. Europa debe actuar ahora para estabilizar el Sahel y apoyar a los inmigrantes que llegan en busca de seguridad y oportunidades.a de Europa"