Soy una joven periodista y, sinceramente, me da un poco de rabia tener que escribir sobre esto. Pero aquí estamos, en un país donde cada día mueren mujeres por culpa de enfermedades cardiovasculares mientras el resto del mundo sigue pensando que el infarto es un tema exclusivo de hombres. ¡Qué desfachatez! En el tiempo que me ha llevado escribir estas primeras líneas, otra mujer habrá perdido la vida en España debido a un infarto. Y lo peor de todo es que muchas ni siquiera sabían que estaban en riesgo.
Hablemos claro: el infarto no entiende de géneros, pero sí hay una clara diferencia en cómo afecta a hombres y mujeres. Las estadísticas son frías y despiadadas: las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte entre nosotras. Y aunque los hombres suelen ser más propensos a sufrir un infarto a una edad más temprana, las mujeres no se libran del peligro. ¿Y qué pasa con esos síntomas silenciosos que pueden confundirse con cualquier malestar? Ahí está el verdadero drama: muchas veces, nosotras mismas ignoramos las señales que nuestro cuerpo nos envía.
La menopausia es un momento crucial en nuestras vidas. Con la caída de los estrógenos, aparecen factores de riesgo clásicos como la hipertensión o el colesterol alto. Pero, ¿quién nos prepara para esto? La respuesta es sencilla: nadie. Nos enseñan a cuidar nuestra piel, a estar al tanto de las modas y a mantenernos siempre perfectas, pero rara vez se habla de nuestra salud cardiovascular. Es hora de cambiar eso.
Una cardióloga ha subrayado la importancia de la prevención y yo no puedo estar más de acuerdo. La clave está en la concienciación y en actuar antes de que sea demasiado tarde. Tabaquismo, obesidad y sedentarismo son enemigos invisibles que acechan a muchas mujeres sin que se den cuenta. Y sí, son factores modificables; tenemos el poder de tomar decisiones que pueden salvarnos la vida.
A partir de los 50 años, cuando la menopausia asoma por el horizonte, es fundamental hacerse controles médicos regulares en nuestro centro de salud. No podemos permitirnos ignorar lo que está pasando dentro de nosotras. El desconocimiento puede ser fatal y no hay excusas para permanecer en la oscuridad.
Así que aquí estoy, haciendo ruido desde Almería para recordarles a todas las mujeres (y también a los hombres) que debemos hablar abiertamente sobre el infarto y las enfermedades cardiovasculares. No dejemos que esta realidad siga siendo un tabú o algo relegado al olvido. La salud es cosa de todos y todas, así que hagamos frente a este enemigo común con información y prevención.
No esperemos a ser parte de esas estadísticas tristes para actuar; tomemos las riendas de nuestra salud hoy mismo. Porque sí, el infarto también es cosa de mujeres y ya es hora de dejarlo claro al mundo entero.