El debate de moda en nuestro país, Broncano o Motos. De pronto ha aparecido una legión en redes sociales de especialistas en análisis de audiencias, pero también en tertulias de cafeterías, reuniones de amigos. El interés por la medición de audiencias, va más allá de las simples preguntas, ¿Qué programa prefieres La Revuelta o El Hormiguero?, ¿ Y el mejor presentador, Motos o Broncano?.
Se ha escrito mucho al respecto, he leído columnas de analistas políticos, sociólogos, reputados escritores hablando de este debate. Si preferentemente miras uno de estos programas, automáticamente estás alineado con la izquierda política y viceversa, este es uno de los argumentos más utilizados, y que desde luego aunque no se diga de forma explícita, subyace en muchos de los comentarios. De nuevo la indeseable polarización política que impregna todos los ámbitos sociales.
En mi opinión se trata de dos buenos programas de entretenimiento televisivo, nada más y nada menos, no es tan fácil producir un programa que entretenga a la gente y congregue audiencias como las que consiguen estos programas. Son programas de entretenimiento que emiten las cadenas en el access prime time y se mantienen en antena, si logran responder a sus elevadísimas expectativas.
Pero si intentamos analizar desde un punto de vista sociológico este debate, solo se me ocurre describirlo con el pensamiento de Albert Camus, reflejado en El mito de Sísifo y también en El Extranjero, en ellas el autor explora la idea de la acción sin significado dentro de la consciencia del absurdo. Estos programas son simplemente programas de entretenimiento y cada uno de ellos los realizan de acuerdo a su forma de entender la comedia y la televisión.
Puede ser que se esté produciendo un relevo generacional en los espectadores de televisión. Me parece una explicación mucho más sencilla y consistente. En estos casos conviene aplicar el principio que estipula la Navaja de Ockham, la explicación más sencilla suele ser la correcta. Y de hecho es así, si se analizan los datos de audiencia, vemos que la audiencia de la Revuelta es creciente en los tramos de menor edad y al contrario con El Hormiguero.
Pero lo más importante, es que haya oferta variada para que el espectador ejerza la libertad de elegir según su propio criterio, para gustos colores, de gustibus non est disputandum. Hay personas a las que interesa La Revuelta por lo novedoso, lo disruptivo, los nuevos formatos que además generan un ambiente en el espacio donde se producen, que posteriormente se traslada al desarrollo del programa. Otro aspecto más complicado es la fidelización a lo largo de un periodo de tiempo, solo se consigue si el producto es bueno, consistente y tiene una guionización aunque no lo parezca, con espacio para la improvisación, que consiga preservar la atención durante la emisión.
Los formatos más rígidos, más formales, es cierto que están quedando para una audiencia más tradicional, más acostumbrada a ellos, aún siendo formatos con una calidad altísima. En la sociedad actual dominada por las redes sociales, la frescura, la improvisación, la interacción en directo y en redes, esto es lo que predomina y seguramente La Revuelta liderada por un gran cómico no lo olvidemos, con un bagaje muy importante en los medios de comunicación y un programa muy rodado en otra cadena, está consiguiendo consolidar su programa.
Las opiniones políticas de ambos presentadores no tienen ninguna importancia para el espectador, no son relevantes, ni siquiera creo que interesen a los espectadores y tampoco pienso que esté en su ánimo ser referentes de opinión política. En cambio si es relevante el perfil personal de los presentadores, que identifica el contenido de marca del producto que están vendiendo, y si el contenido responde fielmente a este perfil, esto en mi opinión, explica la conexión con uno o varios segmentos de la potencial audiencia.