Que España es diferente lo sabemos todos: por su cultura, por sus costumbres y por su particular forma de ser. Pero dadas las circunstancias del día a día de la sociedad española como los casos de corrupción, los asesinatos de mujeres, los atracos, las estafas o el narcotráfico, no nos diferenciamos de las historias de la novela picaresca de hace siglos. Me refiero al Lazarillo de Tormes de autor anónimo, a los personajes de La Lozana Andaluza de Francisco Delicado, a las andanzas de don Pablos en La vida del Buscón de Francisco de Quevedo, a las vivencias en El Patrañuelo de Juan de Timoneda, a los dimes y diretes en El Diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara, y a un sinfín de personajes más. España sigue siendo una novela picaresca en todo su conjunto, sigue anclada en ese período novelesco.