Opinión

El reto de bajar el gasto

(Foto: malasombra).
Rafael M. Martos | Sábado 28 de septiembre de 2024

La reciente entrevista con la alcaldesa de la capital, María del Mar Vázquez, ha generado una buena cantidad de comentarios. Su promesa de no subir impuestos ni tasas en los presupuestos de 2025 es, sin duda, música para los oídos de muchos.

[publicidad:866]

Recordemos que, en los últimos tiempos, hemos visto incrementos en el IBI, el agua y pronto también en la recogida de basura. Es cierto que no todas estas decisiones son responsabilidad directa del equipo de gobierno del PP, pero al ciudadano le importa poco quién toma las decisiones; lo único que sabe es que está pagando más por lo mismo. Así que sí, el compromiso de no aumentar más impuestos suena bien. Pero la idea de reducir gastos como plantea la alcaldesa… eso siempre es bienvenido... desde lejos.

Sin embargo, aquí viene la trampa: cuando uno habla de reducir gastos, siempre hay algo o alguien a quien le toca sufrir las consecuencias. Por ejemplo, supongo que no habrá reducción de sueldos para esos concejales que desde la oposición claman por una mayor austeridad. Y tampoco parece probable que veamos menos dinero destinado a asesores de grupos municipales, o se vean mermadas las generosas aportaciones a esos grupos para su funcionamiento. Por supuesto, los funcionarios —incluidos los bomberos y policías locales— seguirán recibiendo sus salarios intactos, y su bolsa social tampoco será tocada.

[publicidad:866]

Y hablemos claro: si se decide recortar subvenciones a asociaciones vecinales y colectivos sociales ¿cómo reaccionarán estos grupos? No creo que reciban con alegría un tijeretazo en sus presupuestos justo cuando sus gastos están aumentando aunque solo sea porque han subido los precios de todo.

[publicidad:866]

Por otro lado, si el Ayuntamiento decide hacer menos obras para ahorrar o escalarlas más, aquellos críticos habituales estarán listos para señalarlo como un acto electoralista o como una falta de ambición. En este punto es difícil encontrar un equilibrio: si se hace mucho se critica por ser faraónico y si se hace poco se acusa de inacción o falta de proyecto.

[publicidad:866]

También se puede reducir en promoción turística de la ciudad, en campañas de concienciación sobre limpieza, o de incentivación del consumo en el comercio local, o dar a conocer las actividades culturales... pero entonces habría quien se quejase de que se hacen eventos que no se publicitan y por tanto tienen poco público, o que no se anima a comprar en tiendas de proximidad...

Y luego está el tema de "remunicipalizar" servicios prestados por concesionarias. Como si eso fuera la solución mágica para todos nuestros problemas financieros. Solo pensar en convertir a esos trabajadores en funcionarios ya elevaría los costos operativos. Además, no olvidemos que muchos de esos contratos obligan a la concesionarias a enormes inversiones previas y futuras, que el propio Consistorio no ejecutaría de tener que aparecer en su presupuesto. No, no es tan simple ni tan directamente asimilable el tema de “remunicipalizar” a ahorrar dinero.

[publicidad:866]

Así que aquí estamos: con una alcaldesa ante una tarea complicada y un panorama político donde conseguir apoyo —o al menos abstención— no es que sea imprescindible para sacar adelante los presupuestos, pero cuando su idea es no subir impuestos y sí bajar gastos, quizá podría implicar a la oposición en decir en qué sugieren ellos que lo haga.


Noticias relacionadas